“El aleteo de una mariposa en Brasil puede ocasionar un huracán al otro lado del mundo”, dicta un supuesto de la teoría del caos, en la que se cree que todo en el mundo está conectado y se afecta entre sí de forma irreparable. El caos tiene muchos niveles, puede funcionar en el complejo ecosistema de una selva o entre las grises paredes de una universidad.
El caos que hoy vive la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) ha tenido un origen menos sutil que el aleteo de una mariposa y las consecuencias han sido desastrosas. Para ejemplo, un pequeño huracán: el pasado viernes, el diario El Independiente, empresa del Grupo Universidad, anunció que a partir del 12 de diciembre de 2020 dejaría de publicar.
Para un periódico eso solo significa una cosa: la extinción. La noticia ha sido lamentada y reprochada por antiguos colaboradores, por periodistas y trabajadores de la comunicación que alguna vez tuvieron contacto con este diario y, por supuesto, por las personas que hoy se han quedado sin trabajo.
Este hecho no se dio por una mala jugada del destino, ni por las dificultades que 2020 ha traído consigo; la muerte de este periódico es el resultado de la pesquisa en contra de Gerardo Sosa Castelán y, por lo tanto, es el resultado de sus decisiones como líder de la UAEH.
Esta ha sido la primera gran tragedia pública de la universidad desde que Sosa fue arrestado, pues se había mantenido al margen y todo parecía marchar en la aparente normalidad. Pero la muerte de El Independiente es un primer signo de que las cosas irán mal y que no solo lo harán para la universidad como organización, sino para sus trabajadores, que siempre fueron -y han sido- carne de cañón.
Hoy no solo hay un periódico muerto, hay carreras truncadas, personas que no llegarán al fin de mes, oportunidades aplastadas, trabajo tirado a la basura, hechos que nos revelan que, para bien o para mal (aunque casi siempre para mal), en esta vida nada es independiente.
