Conforme se acerca el día de la jornada electoral, la guerra sucia se vuelve tema de moda y destaca el papel del Grupo Universidad, que desempolva sus viejas mañas, aunque sus gallos se han visto bastante fuera de práctica, o ridículamente novatos.
Resulta que cacharon a la contadora de la UAEH transportando cerca de millón y medio de pesos, guardado en sobres con todo y lista de beneficiarios; además, ayer el operador de MORENA, Gelasio Velázquez, fue sorprendido en pleno centro de Huejutla haciendo transferencias bancarias para comprar el voto.
Esto sólo muestra que los porros no aprendieron a operar políticamente, ellos sólo saben incendiar presidencias municipales, golpear a jóvenes para demostrar sus complejos de inferioridad o secuestrar delegados de partidos para amenazar con vandalismo si no les dan candidaturas; su máxima evolución fue vestir trajes costosos para comprar, con medio millón de pesos, candidaturas en MORENA.
Mientras esto sucede, voces de cientos de militantes se alzan para pedir la destitución de Gerardo Sosa Castelán y su mercenario grupo político que parece un “Rey Midas Cancerígeno”, pues en cuanto toca un partido o expresión política lo llena de corrupción.
Y de esta manera, MORENA, que parecía un “Movimiento”, se convierte en un instrumento de lucha por la impunidad de los peores personajes de la historia de Hidalgo, en el partido que abre espacios a los protagonistas de la Sosa Nostra y que pretende transformar en políticos a secuestradores, violadores, homicidas, ladrones, pirómanos y demás.
Investigaciones por delitos de violación, secuestro, vandalismo, incendios, robos, extorsiones, amenazas y más pesan sobre Sosa y sus secuaces. Quien tenga oídos, que escuche, y quien tenga ojos, que vea: son porros y no han dejado de serlo, por más que se llenen de aires pretenciosos y arrogantes; no importa que compren “intelectuales”, sus conductas son ilícitas delitos y eso los convierte en presuntos delincuentes.