Sin palabras nos deja el fatídico terremoto del pasado 19 de septiembre, que irónicamente se presentó el mismo día que en 1985, y se convierte en una dolorosa lección de la cual debemos aprender.
De una vez por todas debemos quitar el mito social de que México no es zona sísmica, las pruebas son contundentes y ya no podemos creer estos absurdos; es tiempo de reafirmar la cultura sísmica que nació ese 19 de septiembre de 1985.
Es necesario crear una cultura sísmica, reorganizar los elementos de los que ya disponemos para que, desde los centros educativos, desde la infancia, podamos generar una preparación psíquica y orgánica de respuesta social. De no hacerlo, seguiremos experimentando el terror y la muerte.
Pongámoslo en perspectiva: hubo edificios y casas que colapsaron como cajas de papel; el terrible daño a sus estructuras son evidencia de que se deben crear protocolos de construcción más severos y acorde a una respuesta antisísmica de primer mundo.
Esto implica aprender de experiencias de países con cultura sísmica para emular sus respuestas y prevenir de manera operativa con protocolos de emergencia y respuesta gubernamental.
Esta tragedia no puede pasar inadvertida, es tiempo de aprender de los aciertos y errores cometidos en la respuesta tanto de las autoridades como de la sociedad civil y sus organizaciones; esto es vital para que el trago amargo no se presente con la magnitud que tuvo ahora.
Debemos reconocer la solidaridad de diversos sectores sociales y castigar con severidad el pillaje y robo que se presentó, en ese sentido debería crearse una legislación para este tipo de actos que se presentan en un momento de tragedia nacional.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
