Esta semana en Hidalgo se pusieron de moda los desvíos y el caso más sonado es protagonizado por la UAEH, a cargo de Adolfo Pontigo Loyola, debido a presuntas cuentas en el extranjero, lo cual no resulta nada extraño, pues toda la trayectoria del rector universitario se ha caracterizado por este tipo de situaciones, al igual que sus familiares, quienes ejercen la misma “profesión”.
También tocó el turno a Morena Hidalgo, que ha sido señalado en el Congreso Local por adjudicar millonarios bonos a sus improductivos legisladores. Lo curioso es que la denunciante es María Luisa Pérez Perusquía, quien habría desviado estratosféricas cantidades a su promoción personal sin auditoría o señalamiento alguno de por medio.
El PAN no se pudo quedar atrás entregando malas cuentas a los órganos electorales, que ahora tendrán que rectificar, y Yolanda Tellería ha sido señalada por “desaparición” de dinero, pues resulta que el recurso para el bacheo se va a redes sociales y el sindicato, en huelga contra la alcaldesa, está acusado de recibir una nómina millonaria.
El problema no son los señalamientos, sino que los responsables no reciban sanción y que quien los realiza carezca de credibilidad. ¿Quién está libre de pecado?
