Miguel Osorio y la fuerza de un tuit

La vertiente del Grupo Universidad en Morena Hidalgo había disfrutado con creces su posicionamiento mediático hasta entre los priistas, quienes habían evidenciado su falta de identificación con su bancada plurinominal, mientras transcurría la pelea por el control del poder legislativo que cobró matices nacionales, dando pie a que personajes de la vida nacional emitieran su posicionamiento vía Twitter.

Como un halo de esperanza, Miguel Ángel Osorio Chong, líder del priismo a nivel nacional, con firmeza expresó: “Dejemos que el Congreso de Hidalgo resuelva sus controversias. En el @Senado_PRI estamos en defensa del federalismo y no permitiremos que se pretenda violar la soberanía de Hidalgo o cualquier otra entidad federativa”.

Osorio Chong causó tal controversia entre los detractores de la bancada de las minorías que los ataques no se hicieron esperar, lo cierto es que todos los dichos lo identificaron como el líder moral del priismo. No es para menos, pues un solo “tuitazo” sacó de su estupor a la militancia del tricolor, que aún no identificaba la batalla como propia pero pone en el escenario la esencia ideológica del Revolucionario Institucional, puesto que representa a quien sí ha caminado comunidades, carreteras, veredas, ha recorrido municipios y escuchado necesidades de la ciudadanía.

El discurso de representatividad se cae ante el senador hidalguense, que en cada asistencia es ovacionado y aclamado como un líder, que se ha ganado su posición nacional a pulso; es representativo de la movilización priista, el polo opuesto de las políticas de escritorio, de las grillas que no representan ni abonan a la sociedad.

El exgobernador cuyo trabajo continúa siendo palpable en toda la entidad, conocido en toda la nación, respetado por sus huestes, reconocido por sus adversarios, con su sola palabra derribó días enteros de posicionamientos en tribuna, apelando respeto por el federalismo.

En unos cuantos caracteres Osorio Chong logró concretar los valores primarios de la ética de cualquier sistema democrático y liberal: la búsqueda incansable de resolución de conflictos por la vía pacífica. Ahí está el político mexicano que da la cara a la ciudadanía, que sale a debatir, que formó hombres y mujeres como Adela Pérez, que ganó su voto a pulso de trabajo y esfuerzo.

Ahí está el liderazgo que necesita el PRI y cualquier partido político; es el momento en que los líderes políticos se posicionen para construir expresiones que permitan la integración y participación ciudadana, que rescaten a un país de la crisis de credibilidad por la que atraviesan diversos institutos y que en un escenario estatal desacredita la palabra de un grupo político entero. Y sólo fue un tuit…

Por: Martha Sáenz

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