Desde la farsa que hoy implican los partidos políticos hasta el gasto inútil del Estado, parece que el proceso electoral de 2018 se tiñe de podredumbre y corrupción.
No se trata de un vaticinio, pero como nunca antes un proceso político tan importante como la carrera presidencial queda abortada ante la desconfianza ciudadana frente al abuso del poder.
Para muestra basta un botón: la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha creado una sentencia impugnando la actuación del Poder Legislativo, quien no decretó una Ley que pudiera contener los apetitos del derroche público en publicidad que sólo sirve para encumbrar rostros y apetitos de poder y enriquecimiento personal.
El despilfarro de los estados en publicidad inútil asciende a más de 9 mil millones de pesos, sin que esto haya podido tener control o responder a las necesidades sociales de sus entidades; en la mayoría de los casos nos encontramos con la personificación del poder público, donde gobernadores y servidores del Estado utilizan el presupuesto en publicidad para generarse dividendos políticos y no para promover acciones de impacto ciudadano.
Estamos en la antesala de la carrera presidencial de 2018 y, si las cosas no cambian, el despilfarro y el abuso sobre el erario nacional se estarán a la orden de aquellos que deberían servir al pueblo.
La mierda nos llega al cuello y la mayor parte de los políticos no atiende ni a la honestidad ni a la sensatez; aquello de que la democracia en el gobierno del pueblo es letra muerta o un esqueleto en el armario y, en los hechos, el pueblo son ya esqueletos humanos que sobreviven con lo mínimo mientras los políticos engordan en sus escritorios.
Mal y de malas en este México que debería ser el cuerno de la abundancia para la sociedad y que hoy asemeja, como enunció Octavio Paz, “el laberinto de la soledad”.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
