El triunfo en la mesa de negociaciones del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre el arancel del 25% decretado por el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, en un aplazamiento, creó expectativas para que diversos gobiernos que enfrentan la misma problemática en materia de política económica internacional crearan reacciones similares a las posturas que ha tomado México.
En este escenario, la guerra de los aranceles ha abierto un nuevo capítulo con nuevas medidas que ha anunciado Marcelo Ebrard desde el Plan México. Las lógicas de nuevas reglas de comercio a nivel internacional, que adoptarán los países para blindar medidas coyunturales como las emitidas por el gobierno de Washington recientemente, abren nuevos caminos a México.
Para Hidalgo, como para otras entidades y en torno a macro y micro empresas que presentan flujos de productos hacia Estados Unidos en la nación, el anuncio de Ebrard Casaubon ha creado expectativas de equilibrio y tranquilidad en un momento donde la beligerancia comercial avizoraba una batalla cruenta para la economía de México y a nivel internacional.
En los hechos, el gobierno de Julio Menchaca ya había tomado medidas cautelares, lo mismo en la Secretaría de Desarrollo Económico que desde la Unidad de Planeación y Prospectiva para atender el posible remezón económico que se avecinaba en consonancia con la articulación del Plan México y de la serie de medidas emprendidas por el gobierno de Sheinbaum Pardo.
Mis únicos y queridos lectores, Marcelo Ebrard ha admitido que el Plan México estriba en orientar la producción de las empresas hacia nuevos escenarios que anticipen medidas coyunturales como las que ha efectuado el gobierno de Donald Trump. En este sentido, al hablar de nuevos escenarios, ha trascendido la visualización de nuevos mercados, donde el cordón umbilical parecen ser los BRICS, donde los gigantes internacionales de la economía han abierto un nuevo flanco para la comercialización de productos y con ello romper el predominio norteamericano.
En este plano, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum pretende reorientar recursos a formas de financiamiento que permitan articular a macro y micro empresas, mejores condiciones de competitividad a nivel de los mercados internacionales.
Acompañando al Plan México, para el análisis crítico, la presidenta Claudia Sheinbaum ha tenido firmeza de mando frente a las bravatas emitidas por el gobierno de Donald Trump; mesura y discreción política que, en definitiva, dieron una pausa a la beligerancia y plantearon un impasse para nuevas negociaciones.
Mientras la maquinaria mediática condenaba la política comercial de México frente a la gobierno de Donald Trump y, además, la derecha se frotaba las manos pensando en que la debacle económica asestaría un golpe magistral al gobierno de Sheinbaum Pardo; el viraje de las negociaciones propinaron desconcierto, al grado que uno de los portavoces mediáticos de la derecha Joaquín López Doriga, dijo “estoy atónito con lo logrado por el gobierno de Sheinbaum”, para en segundo volver a la carga con, “pero sólo es un pausa”.
Entre peras y perones, el nuevo capítulo de los aranceles marca un impasse propicio no sólo para fortalecer la postura de México frente a Estados Unidos y trazar un viraje en las lógicas de producción y comercialización. En este juego del gato y el ratón, México ya le puso el cascabel al gato.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.