El Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI ha sido severamente criticado por un bajo desempeño, cuestionado incluso en diversos foros, con la salvedad de un periódico local que da la impresión de haberse nombrado abogado patrono de Alberto Meléndez Apodaca.
La cofradía entre el actual dirigente del PRI y dicho medio ha ido madurando a lo largo de los años, y para dar una visión amplificada enlistaremos cronológicamente algunos momentos sobresalientes en esa relación.
Hace años hablaron del arribo de Alberto Meléndez como secretario de Gobierno, lo que parece convertirse en un precedente en formas y modos mediáticos utilizados en la búsqueda de crecimiento político.
Desde aquel entonces la sola posibilidad sonó descabellada al analizar el estatus del manejo de las políticas y programas públicos a cargo del entonces secretario de Planeación y Desarrollo Regional.
Tiempo después, el mismo medio local contó con las mayores filtraciones sobre Ricardo Crespo; la duda sobre la fuente y beneficiario quedó en el aire.
Casualmente, dicho periódico tuvo la primicia del arribo de Alberto Meléndez a su actual encargo, vertiendo comentarios que aseguraban calidad y eficiencia en el trabajo del tabasqueño y, por cierto, cerrando sus páginas a cualquier otro nombre.
Más adelante, durante los comicios electorales pasados, la columna de rumores del medio en cuestión obtuvo datos puntuales para “medir” a personajes (Emilse Miranda, Ignacio Ibargüengoitia, David Hernández, Marco Pérez) o atestar puntuales golpes a suspirantes indeseados, en lo que pareció un convenio de beneficios mutuos.
Los párrafos dedicados al CDE en el citado medio jamás han brindado un comentario crítico cuando se distinguen por un periodismo agudo y crítico. Ahora bien, al revisar el resto de medios de comunicación en la escena hidalguense, encontramos análisis y posturas que se les oponen diametralmente.
El periódico local también informó sobre la precaria salud de Ignacio Ibargüengoitia que, dicen, es una declaración cuestionada que muchos ven motivada en justificar el maquillaje de datos brindados a la plaza del Benemérito de las Américas y Bucareli, en los que se aseguró que existiría un triunfo contundente.
Durante más de un año la dirigencia priista parece haber engrosado los párrafos de la sección rumorológica, también se cuenta que el incremento de participantes en sus foros de discusión es parte de una estrategia mal elaborada por los inquilinos de Colosio, aunque a pesar de su inversión en tiempo y dinero no ha fructificado en metas.
El rumor filtrado que implicó mayor descaro y notoriedad fue el intento desesperado de postular a los candidatos sucesores que mejor les convengan.
El primer intento de Meléndez Apodaca fue ceder su lugar como dirigente, a través del método de prelación, a su compadre David Hernández Madrid, secretario de Organización, táctica reforzada con la adhesión del grupo de Ricardo Crespo para sumar apoyos olveristas.
Reconozcamos que estuvieron a punto de concretarlo, sólo omitieron un plan de contención a los escándalos de Hernández Madrid en las convivencias, que como se esperó o pactó, el espacio mediático en cuestión mantuvo una especial reserva.
Aunque fue el segundo intento que causó ánimo dicharachero entre priistas hidalguenses al “filtrarse” la posible asunción de Ignacio Ibargüengoitia.
Para su servidor, Julio “El César”, resultó conmovedor saber que el secretario de Operación Política declaró públicamente sobre los sabios consejos de Hernández Madrid a tan sólo un par de días de haber enlistado al ingeniero como osorista.
Paralelamente, la dirigencia tricolor implementó los preceptos de la ley de la atracción, o eso parece, al filtrar reiteradamente que Meléndez Apodaca asumirá una Delegación Federal; sin embargo, la verdadera sorpresa fue publicada esta semana al especificar que sería la Delegación de PROFEPA en Hidalgo –ocupada actualmente-.
De entrada se habló de “renovación o simple sucesión”, traducida como las esperanzas cifradas en el arribo de Emilse Miranda, quien pasó del complot bajo el agua a representar cierta confidencialidad sobre las condiciones al interior del PRI.
Pese a todo, el mayor sobresalto lo produjo el párrafo que asegura el arribo de Leoncio Pineda Godos como presidente del CDE del PRI, justificado en su cercanía con el gobernador.
Este rumor podría trascender como verdadero de no ser por la ventilada relación entre el CDE y ciertos espacios noticiosos que tienen como primicia beneficiar a Meléndez Apodaca, quien a su vez filtra información de primer nivel, o arregla datos en beneficio propio.
Estamos obligados a analizar la posibilidad de certeza en el comentario vertido, de ser así, daría la impresión de “quemar” la carga del mandatario hidalguense, dejando dudas sobre el repentino apego al grupo político del gobernador que, se dice, no es visto con buenos ojos en el CDE tricolor.
Las multas ante el órgano electoral no se cubrieron en tiempo y forma, contrastando con los contratos de publicidad que constituyen un nicho sagrado al interior del edificio del bulevar Colosio.
Su servidor, Julio “El César”, ha notado puntual seguimiento a este espacio por parte del Invencible, causando especial atención el hecho de que a raíz de la reciente columna sobre el Distrito de Tepeapulco tengan eco repentino los nombres enlistados.
Agradeciendo su preferencia, se hace puntual aclaración de que estos análisis obedecen a información pública sin favorecer a personajes, basados en brindar una herramienta a la población que sirva para conocer mejor el escenario político en pos de una democracia actualizada y pensante.
El acontecer del PRI es un tema público de trascendencia general por tratarse del instituto político con mayores adeptos y funcionarios en la entidad, razón para destacar nombres de los mejor preparados para solventar una monumental dirigencia tricolor, lejos de la obtención de beneficios particulares o prebendas ni fuentes o filtraciones a cambio de financiamiento.
Leoncio Pineda Godos, lo hemos sostenido, pertenece al grupo del gobernador, lo cual no involucra el impulso mencionado en el espacio utilizado, muy al contrario, genera suspicacia y reservas.
Casualmente, Pineda Godos es oriundo de Tepeapulco, municipio con victoria tricolor con goce de especial interés por parte de la dirigencia, debido, entre varias razones, al porcentaje poblacional y viejos lazos de amistad; en recientes días la renovación de su dirigencia municipal dio una segunda oportunidad de acercamiento.
Reza el refrán: “piensa mal y acertarás”: si las anteriores filtraciones de renovación de dirigencia en un medio local específico obedecieron a intereses mezquinos del CDE, y contemplando la reciente cercanía con el personaje candidateado, se podría pensar en un intento –más- para inclinar la balanza hacia un dirigente con acuerdos pactados.
Fraguado lo que entre las paredes del edificio priista parece un plan mediático perfecto que embona a la perfección con la subsistencia política en sus cargos de más de un personaje.
La gravedad de postular sucesores –sin fundamentación- es la coyuntura producida al interior de las filas tricolores, así como una falta de respeto o hasta desconocimiento a la investidura del primer mandatario, a quien, parece, condicionan la entrega del edificio al tiempo que pretenciosamente buscan imponer a la nueva dirigencia.
Soberbia, estupidez o visión estratégica, lo cierto es que Alberto Meléndez ha perdido el sentido común mientras rellena espacios noticiosos.
Lo que no se contempló fue el riesgo de vincular un nombre con el actual dirigente estatal. Parece que la clase política hidalguense está preocupada por no verse en dicha situación que instantáneamente genera desprestigio y jocosos chascarrillos que alejan cualquier aspiración.
Dicen que no son temores infundados, pues el propio gobernador Omar Fayad Meneses sufrió las secuelas de circunstancias similares al recibir una maltrecha y endeudada Casa Rule de manos de Alberto Meléndez, quien actualmente teme ser suplido por quien pueda pasarle datos completos al mandatario.
Otra víctima colateral del efecto Meléndez es Carolina Viggiano Austria, que fue forzada a recibirlo como operador político del Distrito Huejutla, lógicamente, con pésimos resultados en 2015 y 2016 balanceados por el trabajo de la diputada federal, que hizo gala de habilidades a prueba de fuego.
Ahora Leoncio Pineda Godos tiene encima una fuerte campaña de desprestigio que le debe a su relación estrecha con Alberto Meléndez y la posibilidad de generarle un beneficio.
Especulaciones sobre la veracidad del rumor, que de ser cierto o falso llevan al mismo escenario: están quemando o candidateando a costa del nombre del gobernador Omar Fayad Meneses.