Morfeo parece ser el centro de la matrix que, más allá de la ficción, cuestiona lo que es ficción o no.
En este mudo donde el peso científico es menos que el de un pedo en un huracán, la realidad se evalúa a través de las condiciones primarias del conocimiento sensible, quizá porque como seres humanos somos sensibles a lo que es sensible para atraerlo como esponja a nuestro cerebro, que hace esfuerzos inauditos por codificar y decodificar lo que vemos, aprendemos y pretendemos saber.
La paradoja de la ficción es que pensemos que es ficción; inclusive, cuando a contrafacto del planteamiento le denominamos “ciencia ficción”, tratando de advertir que la ficción es conocimiento cierto, ¿será cierto?
El laberinto de Morfeo es el primer intento humano de racionalizar la ficción de los estímulos que indican que lo sensible es engañoso, quimérico e inclusive, irreverente frente a nuestro cerebro que oscila como péndulo. Entonces, ¿qué es ficción?, o bien, ¿cuál es el rol de la ficción? Concretemos lo primero para que la tabla filosófica nos entregue una verdad perentoria y lo segundo para que quien quiera pensar, pueda crear su versión ficticia sobre la ficción.
Se percibe como ficción lo que no concita con el plano de lo concreto, aquello que es irrealizable y en ocasiones intangible, por lo que el primer quiebre lo sufre el pensamiento, precisamente porque no siempre es algo concreto, puede ser irrealizable y no es tangible, por ende: ¿pensamos puras pendejadas en parámetros de ficción?
Entonces, ¿ciencia ficción?, pero si siempre nos han dicho que la ciencia prueba y la ficción reprueba, ¿cómo puede existir la ciencia ficción?
¿No será acaso que la ficción se desprende de la realidad probatoria de la podredumbre que llamamos conocimiento científico cuando no alcanza a explicar lo que desea o quiere explicar?
La última y me voy.
Nada tan “ciencia ficción” como la Bolsa de Valores; muchos de sus pendejos corredores, economistas y proyectistas suelen aconsejar cuál acción o inversión es certera para ganar dinero y al día siguiente se derrumban las proyecciones como castillo de naipes, ¿por qué pasa esto?, porque no hay proyección real cuando se inserta en los apetitos mundanos, los cuales no atienden a la “uniformidad” que pretendemos denominar “realidad”.
Salud.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.