El gobierno del presidente de la República ha dado pasos importantísimos hacia la izquierda que nadie más hubiera dado y que le han dado la popularidad que hoy tiene.
Esos pasos han permitido hacer notar a los mexicanos, y a los propios políticos, que sí hay otras formas de gobernar que limitan los privilegios y los abusos. Sin embargo, esos pasos no han sido lo suficientemente fuertes para que sean irreversibles y tampoco han “transformado” el poder de los más ricos.
Aunque hay una constante “pelea” entre el presidente y grupos empresariales, no se ha generado ninguna reforma que tenga el propósito de hacer más progresiva la recaudación de impuestos, cobrándole más a los que más tienen. Es cierto que han eliminado condonaciones y que les han cobrado los impuestos que antes no pagaban, pero siguen pagando menos de lo que deberían y siguen concentrando una buena parte de la riqueza del país.
La última señal de que esto seguirá igual se dio a raíz del anuncio de venta de Banamex, cuando el mandatario envió un mensaje en el que sostuvo que le gustaría que Banamex se mexicanizara y para ello mencionó a Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego y Jorge Hank Rhon, tres de los hombres más ricos del país que surgieron durante la privatización de empresas que inició Carlos Salinas de Gortari, quienes desde entonces no han perdido los privilegios y se han mantenido entre los más ricos a base de mantener la desigualdad.
Ojalá que el presidente, Morena, o los partidos ahora opositores, no solo mostraran su afinidad hacia los más ricos, sino que se empeñaran también en cobrarles más impuestos para que ese dinero se traduzca en más oportunidades para los más pobres, brindándoles, principalmente, servicios de salud y educación de primera calidad.
Por: Leonardo Flores Solís
Abogado de profesión y activista por vocación. Soy producto de la justicia social. Maestro en Derecho por la UNAM y licenciado en Derecho por la UAEH. Soy más puma que garza.
