Marco Rico, más allá de las fake news

“Es evidente que la cúpula de Morena Hidalgo no ha sabido dar el golpe en la mesa que aquiete la zozobra política que se vive en sus estructuras, por lo que el peso de este quiebre parece apuntar hacia la agudización de los desencuentros partidistas”.

Marco Rico, líder de Morena Hidalgo, atraviesa por un impasse de anacronismo político que se traduce en la derrota de su liderazgo en el partido guinda, la cual amenaza en convertirse en un lastre en las elecciones del 2 de junio.

Más allá de las fake news, Morena Hidalgo presenta un desorden de estructura y conducción de tal magnitud que, pese a que Marco Rico haya salido a desmentir las listas que circularon en redes sociales de las y los aspirantes a las presidencias municipales, todo parece una moneda de cambio que castiga a contracorriente los impactos de la 4T, que Rico Mercado alude constantemente en aparente concordancia con la unidad guinda.

El análisis de este escenario de desencuentro en Morena Hidalgo es que no podrían haberse presentado suspicacias si no se hubiesen generado contradicciones en los métodos de selección de candidatos, cuestión que habría aquietado las arenas políticas, cuyas inercias en el vendaval de Mineral de la Reforma generaron la descomposición orgánica no sólo del proceso de selección, sino también de la operatividad de la cúpula de Regeneración Nacional.

El dilema de la cúpula de Morena Hidalgo ya no se circunscribe a la operatividad del partido, sino al desgaste y erosión de la credibilidad y legitimidad de las bases y cuadros políticos. Esto ha convulsionado y enrarecido el clima previo a la nominación de cargos políticos de aspirantes que, sin contención ni disciplina, han impugnado en diferentes momentos el liderazgo de Marco Rico.

Equilibrando el análisis, es evidente que la cúpula de Morena Hidalgo no ha sabido dar el golpe en la mesa que aquiete la zozobra política que se vive en sus estructuras, por lo que el peso de este quiebre parece apuntar hacia la agudización de los desencuentros partidistas.

Este escenario apunta en dos sentidos: en primer término, el partido debe construir un soporte del gobierno de Julio Menchaca, creando certidumbre y peso político de unidad y, en segundo término, denota el debilitamiento de las estructuras y operación política de cara al proceso electoral en puerta.

No es lógico, y mucho menos aceptable, que los logros del gobernador Menchaca Salazar estén en riesgo de convertirse en gotas en el océano, mientras el partido guinda crea suspicacias en el tejido social.

Es evidente que ya existe preocupación en la estructura guinda central en torno a los encontronazos en la cúpula de Morena Hidalgo, que no parece garantizar el equilibrio político que requiere un partido que se convirtió en alternancia política.

La primacía a nivel nacional de Morena en los comicios del junio 2 no es suficiente para garantizar el piso operativo en la continuidad de la transformación del Estado que Marco Rico alude en torno al ascenso de Claudia Sheinbaum. Por ende, no deben existir piezas sueltas en las réplicas partidistas guindas a nivel nacional, e Hidalgo no puede ser la excepción.


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