Las principales casas de paramétrica dieron a conocer el cierre de encuestas previo a la elección de este domingo, sin que se experimentara un cambio sustantivo y, por tanto, dan como ganador en al ruso-tabasqueño Andrés Manuelovich.
La tendencia en intención de voto afianzó al de Macuspana, quien le saca a su más cercano perseguidor, Ricardo Anaya, no menos de 20 puntos porcentuales, cuestión que no ha causado sorpresa y que afianza el escenario de que AMLO será el próximo presidente de México.
La erosión del actual gobierno, sumado a la serie de desencuentros políticos de los últimos tres sexenios, que no pudieron cimentar la famosa “transición democrática” que prometía el futuro esplendor, han incidido en un vertiginoso ascenso de lo que hoy es MORENA, aunado a todos los sustentos del deterioro de vida como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades sociales por todos conocidas y experimentadas.
Pero las cosas no terminan allí, ahora la fuerza Manuelovich-MORENA se perfila para ganar no sólo la silla de Los Pinos y tener mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados, sino también de las nueve gubernaturas en juego, de las que podría llevarse claramente seis, así como aumentar su presencia estatal y, sin duda, generar un reacomodo en congresos locales y municipalidades. Es decir, el efecto Manuelovich va con todo.
Desde que tiraron la toalla los empresarios y que AMLO los tranquilizó (hace ya casi un mes), todo se veía venir, inclusive la desesperación de Ricardo Anaya llamando a Peña Nieto a unírsele, y por ende al tricolor, después de que en los inicios de la campaña lo amenazó con meterlo a la cárcel y después lo acusara de pactar con el líder morenista. Se presagiaban tormenta, rayos y centellas.
LO PARADÓJICO
Todos aquellos que hoy sufren y lloran el posible y casi inminente triunfo de Manuelovich son los mismos que pavimentaron su camino, que dejaron de atender, aunque fuera de manera mínima, las necesidades de los que menos tienen y dejaron que el hambre, el desempleo, la pobreza, la delincuencia y la violencia, se sumaran a un país sin oportunidades sociales para los más. Por ello ahora llorar y quejarse es la pendejada más miserable a la que se pueda recurrir.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.