Esta semana arrancan las nuevas administraciones municipales en 82 de los 84 municipios de Hidalgo (merced a los resultados obtenidos el pasado 18 de octubre, cuando se realizaron las elecciones que originalmente se debieron llevar a cabo el domingo 7 de junio pero por la pandemia se pospusieron), con la salvedad de que en Ixmiquilpan y Acaxochitlán van a un nuevo proceso por razones diferentes y en fecha todavía por definirse.
Las nuevas autoridades estarán a cargo por casi cuatro años, pues habrá que descontar los tres meses y días que van del 6 de septiembre al 14 de diciembre, cuando tuvieron que crearse 84 Concejos Municipales para gobernar, toda vez que llegó al término el periodo de las administraciones anteriores y no había autoridades electas por las razones ya expuestas.
Toda esta serie de imprevistos podemos decir que fueron resueltos de manera satisfactoria por el Congreso local con el apoyo del Ejecutivo a través de la Secretaría de Gobierno, para quienes representó un verdadero reto no romper con la paz y tranquilidad en el estado, con el agravante de un problema de salud que dificultó todavía más sortear la problemática que se fue presentando, pero parece que lo más complicado ya se superó.
Hay pendientes, como las elecciones que habrán de llevarse a cabo en las dos citadas demarcaciones, una de ellas de las más importantes en Hidalgo, pero no se duda que en todos los casos se podrá llegar a buen puerto, mientras que en la Cámara de Diputados ya se trabaja para actualizar, crear o modificar la legislación vigente –sobre todo la Ley Orgánica Municipal- en aspectos en los que durante este tiempo parecía existir un peligroso “vacío legal”.
LOS RETOS POR VENIR
Por otro lado, un verdadero reto espera a los alcaldes y a sus cabildos que inician. Por supuesto que el problema del covid-19 se presenta como uno de los más complicados, con todo y que haya quien pueda esgrimir que la salud es un asunto que las autoridades federales y estatales y no que las municipales deban atender, pero lo cierto es que si algún alcalde hace caso omiso a este problema, estará cometiendo un enorme error cuyas consecuencias pudieran ser inimaginables.
A lo anterior habrá que agregar en la agenda municipal de toda la entidad el problema económico que se vive también a todos los niveles y en todo el país, y seguramente en la mayor parte del mundo. Y es que, además, como consecuencia del covid-19, en México según cifras oficiales se informa de más de 110 mil fallecidos, de los cuales Hidalgo ha aportado casi 3 mil decesos.
CAMPAÑAS DE ENSUEÑO, PERO YA TOCA DESPERTAR
Claro, en campaña, a todos –o casi a todos- los candidatos les escuchamos ofrecer la solución a toda la problemática planteada en las colonias y comunidades del correspondiente municipio que ahora ya gobiernan, pero llegó la hora de enfrentar la realidad. Agua potable, drenajes, banquetas, calles pavimentadas, energía eléctrica, escuelas, centros de salud, plazas públicas… la lista es amplia y los recursos serán insuficientes.
Sabido es que los ingresos en los municipios dependen en gran parte del gobierno federal, enseguida del estatal y por último de sus recursos propios, la lista del uno al tres en razón de los montos que habrán de percibir, pero todos ellos den por sentado que serán insuficientes para cumplir con sus compromisos.
Hay alcaldes que, sabedores de esta realidad, han ofrecido adelgazar la nómina, es decir, tener menos empleados y que los recursos ahorrados se vayan a otros rubros. Bajar también el gasto corriente en temas como el consumo de combustible y viáticos para ir a Pachuca o la Ciudad de México, en casos como el de Tula, por ejemplo, en traslados que resultan de los más común por temas diversos.
Bajar sueldos es otra alternativa para disponer de más recursos, pero hacerlo es una decisión tan complicada como la de tener menos personal. Se va a necesitar carácter, ingenio para que un gobierno comience a dar de baja a gente que no resulta indispensable y luego que no contraten a quienes deben suplirlos; además, a todos el personal, desde el alcalde hasta el más humilde de sus empleados, ajustar hacia abajo su salario. Nada sencillo hacerlo.
A BUSCAR APOYO
Para paliar este escenario los alcaldes deberán buscar recursos extraordinarios. Hoy resulta común saber que acuden a los congresos (federal y estatal) para que sus diputados les “echen una manita” y lograr la autorización de obras y acciones que en su municipio les demandan.
En ese sentido, vale la pena recordar que hace tiempo salió a la luz pública que algunos legisladores federales pedían su “moche” a cambio de gestionar apoyos para los municipios que son parte del distrito que representan, o bien, cuyos alcaldes son afines al partido político del legislador en turno. O también ponían como condiciones a la hora de gestionar una obra, que esta la hiciera el propio legislador o algún prestanombres. Desafortunadamente, estas políticas persisten.
DEL PAGO DE FAVORES
Un reto más para los alcaldes entrantes será el de contar con el equipo de trabajo más apropiado para llegar a buen puerto de ahora a septiembre de 2024. Aun y cuando hay casos en donde se encuentran a colaboradores que resultan mucho mejor de lo que se esperaba, son más los que se convierten en una verdadera decepción, que de haberlo adivinado nunca los hubieran invitado a su equipo de trabajo.
Claro, muchas veces el equipo de trabajo obedece fundamentalmente a los compromisos adquiridos antes o durante la campaña y no al perfil apropiado del futuro funcionario. A veces resulta que el funcionario atiende, no a las instrucciones o a las políticas del alcalde, sino a las del amigo o padrino de este, que le impuso a uno o a más de sus colaboradores.
“EQUILIBRIO DE FUERZAS”, ¿PARA QUÉ SIRVE?
No menos importante es el tema del cabildo. El alcalde llegó con su planilla ganadora, pero resulta que esta no se integró por los mejores del partido político respectivo, sino por el llamado “equilibrio de fuerzas” del instituto político y eso hace que lleguen como munícipes verdaderas lacras que a favor de la comunidad en su historia no son capaces ni de barrer el frente de sus casas.
A lo anterior habrá que agregar a los regidores, que por ley los partidos perdedores tienen derecho a sentar en el futuro ayuntamiento. Simplemente por ser de otro partido, o votan en contra de toda propuesta del presidente, o bien este los tiene bloqueados porque vienen de ser sus oponentes y el que la lleva es el municipio ante la falta de coordinación. ¡Ah!, sin olvidar a los regidores que rápido aprenden a sacarle jugo –casi siempre económico- a su voto. “Sí voto a favor de tu propuesta, pero me das…”.
ALCALDE, EL CAPITÁN DEL BARCO
Y por último, y más importante, para garantizar la buena marcha de un municipio es indispensable la actitud del alcalde. Hace tiempo una persona en Tula me dejó perplejo cuando me confió la respuesta que le dio un entonces presidente electo ante la pregunta de para qué buscó ser presidente: “Para hacer dinero”, le dijo sin rubor (y cumplió con creces). Si algunos piensan o creen que llegaron a eso, todo lo demás sale sobrando. Al tiempo.
Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente entrega, pero… Entre nos.
Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz
*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.