Los hechos aislados de aquel 2007

Tras el asesinato de Marcos Souverbille en 2007, todos los focos estuvieron puestos en la seguridad pública, y el gobierno de Osorio aseguraba que Hidalgo era uno de los estados más seguros. La narrativa era que lo ocurrido en materia de seguridad pública eran hechos aislados.

El 19 de septiembre del 2007 quedó marcado en la historia de Hidalgo con uno de los hechos más trágicos que hasta entonces se haya vivido, y es que no fue para menos, aquel día le quitaron la vida al entonces secretario de Seguridad Pública Estatal, Marcos Manuel Souverbille González, en el municipio de Huasca de Ocampo, lo que propició una movilización policiaca poco antes vista en la entidad.

El gobernador en turno, Miguel Ángel Osorio Chong, tomó posesión en el año 2005 y por primera vez se anunciaba la creación de la Secretaría de Seguridad Pública, lo que generó una alta expectativa porque como titular llegó un abogado experimentado con una amplia carrera profesional en materia de seguridad. Un hombre que de manera personal se encargaba de encabezar operativos e investigaciones, nos referimos a Marcos Souverbille.

Lamentablemente, dos años después de iniciada la administración Osorista ocurrió esta tragedia que representaba un parteaguas y que desnudó de cuerpo entero las deficiencias, la falta de capacidad para hacerle frente a un fenómeno hasta entonces desconocido, como lo fue el inicio de operaciones de la delincuencia organizada en territorio hidalguense y, que, tan pronto sentaron sus hierros en Hidalgo, empezaron a reclutar y a operar cada vez con más apertura.

Las corporaciones policiacas se vieron rebasadas y nos referimos a las policías municipales, la estatal, la investigadora y hasta la policía federal, es decir, la delincuencia organizada había cooptado a altos mandos y a todas las instituciones que brindaban seguridad y se leía cada vez con más frecuencia en los medios de comunicación que en varios municipios se encontraban encobijados, embolsados, ejecutados y asesinatos de todas las formas, lo que en ese momento generó zozobra en una población ajena a ese tipo de hechos delictivos.

En los siguientes meses, todos los focos estuvieron puestos en la seguridad pública, y se logró mantener a Hidalgo como una de las entidades más seguras del país, al menos eso es lo que cacareaba el gobierno estatal, a pesar de que la entidad se encontraba en medio de estados con mayores índices delictivos. La narrativa era que lo ocurrido en materia de seguridad pública eran hechos aislados. Con más necedad que con verdad, hicieron saber a través de diversos contenidos informativos que Hidalgo era seguro.

Recordar aquellos años vienen al caso por lo expuesto en la reciente comparecencia del secretario de Seguridad Pública, Salvador Cruz Neri, quien haciendo uso de una narrativa simplona -que incluso puede caer en la irresponsabilidad- declaró que la violencia en Hidalgo es un tema de percepción, agregó que hay delitos que no nos es posible evitarlos, es una realidad, no tuvimos ningún alertamiento en el C5, ni por ningún otro medio que haya referido la privación de la libertad de una persona”.

Los asuntos de Seguridad Pública no pueden mezclarse con demagogia. Uno de los derechos humanos más importantes en cualquier parte del mundo es, precisamente, garantizar la integridad de la ciudadanía. Si no se reconoce que hay problemas entonces estamos ante dos problemas: la realidad y la mentira, y eso es difícil que se pueda combatir.

El gobernador Julio Menchaca con responsabilidad civil y cabal reconoció la complejidad del problema, incluso dejó entrever que la violencia podría estar articulada con cárteles y robo de combustible e, incluso, señaló que para el crimen no hay fronteras”; sin embargo, su gobierno, dijo, está trabajando en colaboración con otras entidades.

El propio encargado de la Procuraduría, Francisco Fernández Hasbun, con más oficio, un día después de la participación de Neri, en su comparecencia puntualizó que la Procuraduría no distingue entre un delito y otro, y destacó que: Ningún delito es una percepción”.

Vaya revés para el titular de Seguridad Pública, quien parece que vive otra realidad, o que de verdad se ha visto rebasado en las tareas asignadas. Nadie duda que las fuerzas policiales trabajan para combatir los delitos; sin embargo, tienen en Salvador Cruz Neri un hombre que quiere construir con narrativa, lo que no ha sido capaz de construir con resultados.

¿Señor secretario, qué más tendría que pasar en Hidalgo para que con responsabilidad reconozca que el tema de seguridad pública es un asunto pendiente por resolver?


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