La pérdida de curules del PRI se puede explicar con millones de razones y teorías, pero lo cierto es que al interior del cubo del bulevar Colosio las cosas están mal, con una dirigencia que no logró asegurar el triunfo en una entidad históricamente priista y que, pese a decir que ha presentado su renuncia, es la militancia la que exige su salida.
¿Qué hizo mal Leoncio Pineda Godos? La renovación del partido dejó a cargo de estas elecciones a todas las personas cercanas a Ignacio Ibargüengoitia Franzony, y así permitió la continuación de trabajo fallido y la estancia de quienes habían generado el preámbulo del holocausto priista, que dejó como consejeros principales a las personas más oportunistas del CDE, premiándolas con cargos pequeños o medianos dentro de la estructura; ese es ahora su resultado: una fallida renovación y una pésima entrega de cuentas.
Corrió con la mano en la cintura a buena parte de los delegados sin razón alguna más que caprichos de un secretario de organización acomplejado y con carencias personales, y que como único trabajo de partido se limitó a escuchar a los oportunistas que dejó Alberto Meléndez Apodaca ocupando espacios que nunca estuvieron a la altura de llenar.
Ahora El Invencible está hundido en los errores de Leoncio Pineda Godos y de la gente a la que le permitió realizar trabajos para los que no están capacitados, además del despliegue de estrategias que pidieron evitar el aplauso a Miguel Ángel Osorio Chong en más de una ocasión y así logró confundir a una militancia completa.
Ahí están sus errores y la gente de Meléndez Apodaca, que nunca logró más que engargolar carpetas. Renovó una dirigencia completa con titulares como el de Fundación Colosio, que todo el tiempo estuvo en pláticas con MORENA; con dirigentes en CNC y ONMPRI que ni siquiera pudieron asegurar una docena de votos, o los profesores que buscaron la secretaría general del SNTE sección XV, que llenaron eventos con gente de MORENA. Ahí están sus errores y la militancia se los reclama.
