Los bufones grillos y los mismos sainetes

En esto de la política, los sainetes (obras de teatro cómicas y de un solo acto) son de los actos más socorridos por verdaderos maestros que cambian muy poco de un tiempo a otro, pues las maromas son las de siempre. Aunque cada época tiene sus bufones, saltimbanquis y comediantes, hay una característica eterna: su máscara de víctimas y de abanderados de las causas populares y, desde luego, expresión de la verdad (como acaba de decir Damián) y llamas de la democracia.

La elección que está por terminar en todos sus pasos es un muestrario de los bufones que tenemos y que deben recibir nuestro agradecimiento por la diversión que provocan.

 

LOS BUFONES

Para empezar, entendamos que un bufón es un personaje generalmente grotesco; durante la Edad Media y ya en el inicio de los tiempos modernos, se encargaba de divertir a la Corte con narraciones graciosas. El proceso electoral que vivimos en Hidalgo, con todo lo serio que debe ser, no escapa a estas actitudes de ciertos personajes que, debiendo provocar enojo, provocan más bien diversión y gusto por sus atrevidas expresiones y conductas dignas de un buen saltimbanqui.

Entre los mejores saineteros debemos mencionar por méritos propios a los diputados que brincaron del Congreso a una candidatura, buscando cambiar la curul por una silla presidencial, pero el voto no les dio y ahora, prestos y veloces, regresan al Congreso para no perder los pesos que se les dan por su agotador trabajo.

Fanfarrias para Armando Quintanar, que buscó con el cobijo de Morena la alcaldía de Huichapan y para Rosalba Calva, que con el mismo uniforme peleó la presidencia de Zacualtipán. Los dos fracasaron y, sin esperar a que termine el proceso, ya pasaron lista de presente en la Legislatura. Su modo de jugar con los cargos, de echarse la maroma de estar y no estar, vaya que si divierten. En esta lista falta Adela Pérez Espinoza, del PRI, que quería ser alcaldesa de Huejutla y parece decidida a pelear hasta el final. Y con esta marcha queda esperar el retorno del príncipe de la maroma «Baptista Primero», que pensaba que la gente de Tula lo adoraba y vaya zoquetiza que se llevó. Parece que no tarda en regresar a la curul.

No sabemos si entra en este grupo -o más bien en el de las tragedias- el caso de Ricardo Crespo, candidato independiente, al que no le alcanzó su capital político para ganar Pachuca, aunque ya habla de impugnaciones y este tipo de cosas. No fue mal candidato, pero no fue muy afortunada su decisión de llevar como suplente a Guadalupe Orona por lo que significa para Hidalgo la agrupación que dirige: Antorcha Campesina.

Y partiendo plaza como nueva y gran figura en los sainetes está Damián Sosa, que molesto porque le ganó hasta el momento Jorge Márquez, se puso a tirar piedras contra todos y amenazó con fincarle responsabilidades a Guillermina Vázquez Benítez, titular del IEEH, por lo que considera un fraude electoral, además de casi nombrarse dueño de la verdad y la justicia. Parece que es el mejor de los saineteros por lo que defiende y por los valores personales de los que se viste. De que divierte, no hay duda alguna, pues entre piedra y piedra que tira le alcanza el tiempo para buscar amparos para no ser detenido.

No se debe olvidar a los bufones del Mezquital, de apellido Charrez, que con sonrisa de guasones no sueltan la presidencia. Son bufones, pero trágicos. Tampoco podemos olvidar a algunos diputados del Grupo Universidad que son la mar de divertidos y ocurrentes.

En esta hora de problemas por la pandemia, se agradece que haya personajes que provoquen una sonrisa.

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Por: Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.


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SUMA Y RESTA - Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.