Les quebraron el pico

Intentaron hacer sus jugarretas como con el presupuesto de 2019, el cual manosearon (de acuerdo a lo que dijo Jessica Blancas sobre su actuación), pero esta vez los diputados de Gerardo Sosa “valieron”, “chafearon”, porque sus mismos compañeros de partido, los morenos de verdad, ya están hartos de sus abusos, y ni se diga los legisladores de otros partidos, que ya los traen en la punta del ombligo por lo corrientes, abusivos e ignorantes que son, y de manera tajante les cortaron las uñas.

No pudieron agenciarse dinero extra para su patroncito, y mucho menos crear su bolsa de dinero para repartirlo en los municipios en esta hora electoral. Vaya, ni siquiera pudieron incrementarle los dineros a la Universidad del jefe, porque ya no hubo de piña, aunque eso sí, no les pudieron quitar los 300 millones que lograron en 2019 y que se les respetaron en este nuevo presupuesto, el cual sí considera a las otras universidades públicas, que fueron ninguneadas el año pasado.

El gran perdedor fue el jefe del clan alado, porque su testaferro, Ricardo Baptista, hace tiempo que sólo representa abusos, incongruencias y una evidente falta de capacidad para acuerdos y negociaciones, basado sólo en ser mayoría que le permitió ejecutar acciones en las que salía triunfante, pero con daños serios en su mismo grupo, que se desmoronaba.

El proceso de integración del Presupuesto 2020 permitió ver a un Baptista falto de argumentos para poder ganar en la apuesta garza y a una secretaria de Finanzas (Jessica Blancas) muy fuerte y plena de buenos motivos para decidir el presupuesto en el que las ocurrencias garzas se ven ridículas.

De hecho, de 17 diputados de Morena, que les permitía mayoría para hacer y deshacer, sólo quedaron 14, porque mandaron al diablo al Grupo Universidad los diputados Tatiana Ángeles, Susana Ángeles y Víctor Osmind, que ya proceden de acuerdo a sus convicciones y muy lejos de las órdenes que vienen de la Universidad.

La confrontación que las garzas tienen ya con el presidente se hizo evidente en las últimas declaraciones del testaferro, que acusó a la Secretaría de Gobernación, en la persona del subsecretario Peralta, de intromisión en el presupuesto que dañó los planes sosistas. Es decir, condenan y descalifican lo que se ve como proyecto de la 4T para Hidalgo en cuestión de dinero, porque ellos tienen sus proyectos muy alejados de AMLO.

Pero eso no es todo, porque ya encarrerados hicieron público lo que todos saben: que no caminan al lado de Julio Menchaca, al que incluso quisieron descarrilar desde que era candidato y ahora ya como senador simplemente no tragan y le empiezan a poner piedras en el camino, que todo indica le puede llevar a buscar la gubernatura.

Desde ya, Sosa en voz de sus prestanombres señalan a Menchaca como peligroso para sus planes, pero equivocan la estrategia, pues la soberbia y desesperación los llevan a comportarse de esa manera.

En su pelea con AMLO, con la Secretaría de Gobernación y con Menchaca, no miden bien las cosas y le entran a una guerra en la que no tienen la estatura para no perder. Súmele a eso la pelea que se traen contra Omar Fayad para ver que 2020 puede ser un año muy difícil para ellos, pues el gobernador ha demostrado, con hechos y acciones, ser un buen mandatario, incluso uno de los mejores del país.

La elección del 7 de junio del año que comienza será una lectura para ver qué tan dañada está la garza, pero sobre todo será el tiempo de cosechar lo que sembraron.

Y urge que paren a los garzas, pues lo mismo dañan a Morena que al estado con una actuación lamentable que le ha ganado a pulso a la Legislatura 64 el calificativo de una de las peores que ha tenido Hidalgo.

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Por: Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.


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SUMA Y RESTA - Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.