Transcurren las horas aciagas de la derrota de la derecha en Hidalgo, y el balance del recuento de los daños asemeja al Titanic en pleno hundimiento, pero sin historia de amor.
En este escenario es pertinente revisar cuáles fueron las claves de la derrota de la derecha en Hidalgo y cuáles los esquemas de reestructuración que tendrá que enfrentar para constituir una oposición política verdadera, cuyos lastres y sombras del pasado, se hicieron más nítidas y agudas en los comicios del 2 de junio.
Las claves de la derrota de la derecha en Hidalgo se centran en:
I. La estructura de operación política
La estructura de operación política, de la cual, el PRI Hidalgo hizo por décadas un enclave de poder a través del caciquismo, fue descuidada y la mayor parte de los operadores que tenía, o bien, se pasaron a las filas morenistas, o bien, guardaron posiciones ambivalentes: jugaron en dos bandos y abandonaron el menos redituable.
II. El sistema de prebendas y recompensas
El PRI Hidalgo fue concentrando el anclaje de prebendas y recompensas, las cuales oscilaban en encargos públicos de representación popular como senadurías, diputaciones federales y locales (el botín de las plurinominales), así como el reparto de las estructuras institucionales, donde la cadena de puestos públicos acompañaba las promesas de campañas políticas. Estas prebendas y recompensas fueron dejando su lugar en la verticalidad de cúpula que favoreció sus propios intereses y, una vez que el gobierno de alternancia de López Obrador a nivel nacional y de Julio Menchaca en lo local se empoderó, no había capital político para negociar para la alianza PRI/PAN/PRD de cara al 2 de junio.
III. La antidemocracia partidista y la represión política
Antes, durante y después de la contienda electoral, los partidos de derecha y en especial la conducta política en el PRI Hidalgo, se mantuvo antidemocrática al interior de sus partidos. Los puestos y encargos no obedecían, salvo raras excepciones, al trabajo de las y los militantes y su trayectoria política, aunado a que la base militante no era deliberante en la toma de decisiones de cúpula y se vio históricamente avasallada y bajo signos de represión política.
IV. La erosión del modelo político tradicional
Si algo percibió con nitidez López Obrador en su ascenso gubernamental fue que el modelo político tradicional era disfuncional no sólo por la corrupción que presentaba, sino porque era una estructura del antiguo régimen que no permitía capilaridad política, concentrando en las mismas caras y sus generaciones el poder político. En Hidalgo, los nombres de la clase política de derecha perduraron por décadas, creando una estirpe que hizo de los encargos públicos un enclave cerrado, donde, inclusive, se heredaban de padres a hijos, viciando las posibilidades del ascenso de militantes y concentrando el poder.
Estos elementos vitales para entender la derrota de la derecha en Hidalgo exigen la prescripción contraria para reestructurar su posible ascenso:
En primer término, iniciar un trabajo con bases militantes democráticas y con oportunidades reales de encauzar sus partidos. El segundo anclaje es que se genere trabajo permanente con la ciudadanía, el cual asegure presencia y perfile la adhesión a sus partidos en la formación de cuadros. El tercer paso es crear una oposición deliberante más allá de las cámaras y estructuras de gobierno, ello implica una comunicación política permanente que con argumentos probatorios atienda los vacíos de poder e inconcreción de tarea pública del oficialismo, lo cual no sólo fortalecería su imagen y ética pública, sino también a la visión democrática de la ciudadanía sobre la oposición.
Pero, por sobre todas las cosas, la derecha en Hidalgo debe presentar un “Proyecto Político Alternativo” que reúna libertad, democracia y empoderamiento ciudadano en sus filas; de lo contrario, cuando termine el sexenio de Claudia Sheinbaum, la historia habrá de repetirse.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.