Este día de los enamorados -porque la amistad está en un segundo plano- recuerda de manera crítica que el amor no atraviesa por el consumo, sino por la interiorización de la intimidad humana en una de sus máximas expresiones irracionales, por lo que no importa sí se es rico o pobre, el amor se presenta por igual.
Sin embargo, para el festín orgiástico del comercio en todas sus expresiones, desde la venta de un colchón hasta la espera en el motel de paso, la vida de los pobres es del inframundo, pues los apetitos desmedidos del capitalismo han hecho del amor el sinónimo de consumo e inconsciencia colectiva que lo mismo juega con el erotismo que con el romanticismo para engordar sus bolsillos inescrupulosos en todo momento.
El reflejo del amor en el pobre se yergue en la caricia a media luz de la barriada, donde a falta de balcón, la ventana de la casa se agiganta para en el primer beso tocar los sentimientos, hablando, lo mismo que los ricos, de las ilusiones del porvenir, mientras las manos en su ballet infinito prodigan las caricias que calientan al cuerpo al igual que las palabras al corazón.
Los pobres, pobres son.
El inframundo de la pobreza entiende al amor de manera distinta, se trata de la única partícula del sentimiento que no puede ser comprado, que requiere lealtad y confianza para edificar el porvenir, con la esperanza de romper la inmundicia de la miseria para prodigar en los hijos la belleza del ser, donde unidos en el trabajo, de manera brutal, solo se ahonda en las raíces de ese inframundo en la estrategia de que somos pobres y tenemos hijos, que entre más pululan, más brazos hay para aportar al gasto familiar, pero como se incrementan las bocas, el dolor crece en esa cadena infinita llamada pobreza.
El amor triunfa pero no es para siempre, eso le pasa lo mismo al pobre que al rico; los días del enamoramiento y el beso infinito están contados desde su nacimiento y, al correr del tiempo, se vuelve tan efímero como la vida misma que lleva al pobre y al rico al inframundo.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.