No es un hallazgo de inteligencia artificial, pero ahora que los partidos satélites en Hidalgo están en pleno devaneo de cierre de la contienda electoral y hacen guiños mediáticos a la fuerza guinda en el estado, se precipitan las señales de los movimientos políticos que vaticinan una recomposición de fuerzas políticas a nivel nacional.
La paradoja de “es preferible ser cabeza de ratón que cola de león”, alecciona la participación del PRD Hidalgo en la alianza opositora a nivel nacional, donde las sombras cubren al sol azteca y lo amenazan con quedar recluido como partido satélite, dejando atrás los años mozos donde se erigía como alternativa política de izquierda.
Desde la alianza pactada por Jesús Zambrano con el PRIAN, el adjetivo de “izquierda” en el PRD se precipitó en caída libre. Se trataba de un despropósito y reproche político a López Obrador y a la 4T que terminó por enclaustrar a las bases militantes que comulgaban con la izquierda, lo que causó un quiebre político y condenó al partido amarillo a la ignominiosa comparsa política entre en tricolor y el desprecio blanquiazul.
En Hidalgo el PRD ya no figura, no es noticia y aparece escondido entre los logos del PRIAN, cuestión que lo mantiene en vilo, porque el mapa político de Hidalgo habrá de teñirse guinda, al igual como sucederá en el resto del país, por lo que la debacle política en el PRI y en el PAN, para el PRD implicará desmantelar al partido del sol azteca.
En términos estrictos, el agua y el aceite no se mezclan. Una vez concluida la elección del 2 de junio la alianza opositora le cortará la cabeza al PRD en Hidalgo, dejándolo a la deriva y presa de las inconsistencias de un partido político satélite, cuya órbita, por lógica, tendría que entrar en una negociación para visualizar una “posible” incorporación al proyecto guinda que encabezará Claudia Sheinbaum y, en Hidalgo, Julio Menchaca.
Empero, fue López Obrador quien percibió con claridad que las arenas tribales del sol azteca eran, per se, un escenario de obstrucción política para la izquierda en México. Por ello, la creación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) -que, a la postre, se convertiría en partido político- creó un cisma en el PRD, el cual terminó “no siendo”; es decir, perdiendo la brújula de la ideología y principios, y tratando de erigirse en la “Némesis de Morena y López Obrador”, escenario que lo mantiene postrado a merced del PRIAN.
En Hidalgo, el deterioro y erosión del PRD es de tal magnitud que no aparece ni en conferencias de prensa, no es noticia ni para bien ni para mal; ha quedado relegado a comparsa política.
Los comicios del 2 de junio marcarán dos factores de crisis en el PRD Hidalgo: su presencia en el Congreso local tendrá que acotarse a la correlación de fuerzas que marquen PRI y PAN; y no contará con el capital político para entrar en negociaciones ni en el Congreso ni con las estructuras de gobierno guinda de Julio Menchaca.
El error garrafal del partido del sol azteca estriba en haber hecho de la beligerancia tribal el desencuentro de la ideología y su base lógica de operación política en la izquierda, cuestión que hoy no lo hace ser ni agua ni aceite en el espectro político nacional. A contracorriente, como advirtió Ernesto “Che” Guevara, “seamos la pesadilla de quienes quieren arrebatarnos los sueños”. Eso perdió el PRD.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
