La revolución inconclusa en el PRD

El PRD deja una lección dolorosa para la democracia representativa, advirtiendo que cuando se trastocan los principios ideológicos y la coherencia política, el colapso es una consecuencia lógica de la pérdida de credibilidad y legitimidad ciudadana.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Frente a la pérdida del registro como partido político (lo cual niega Jesús Zambrano), el PRD deja una lección dolorosa para la democracia representativa, advirtiendo que cuando se trastocan los principios ideológicos y la coherencia política, el colapso es una consecuencia lógica de la pérdida de credibilidad y legitimidad ciudadana.

 

La amarga derrota política que experimentan los partidos del antiguo régimen no deja de brindar elementos de análisis político en el sistema democrático, y no se puede evaluar en su justa dimensión y alcances debido a que el rumbo que tomará la realidad en la conducción del Estado aún no la ha construido el gobierno de Claudia Sheinbaum, lo que advierte que el 2º Piso de la transformación será cuesta arriba para los partidos de la vieja política.

 

Al igual que el PRI, el PRD alude en su denominación a la “revolución”; ambos partidos en Hidalgo son poco menos que la huella inconclusa de la misma, pero en el PRD con el agravante que hizo de la retórica de izquierda una postura hueca y vacía que no argumenta nada concreto al paradigma de izquierda y terminó perdiéndose en los estragos de una confusión política que se signó en su adhesión a la alianza del antiguo régimen de cara al pasado proceso presidencial.

 

Examinar la denominación de los partidos políticos alecciona, habitualmente, sobre los alcances de su postura y devela la estructura de su pensamiento político.

 

En este escenario, cuando se habla del concepto de revolución”, lo primero que salta a la razón es que atiende a que se ha dejado de evolucionar. Esta cuestión es un signo inequívoco de deterioro dialéctico de una realidad, como advirtieron Darwin, Hegel o Marx, pero que, atendiendo a la realidad política, enuncia el anquilosamiento y deterioro de los elementos vitales de conducción e interlocución de una realidad social. No evolucionar implica extinción.

 

Tanto el PRI como el PRD delimitan en su fachada “revolución”, pero sus alcances como partidos en esta nominación son distintos y contradictorios. El PRI hace referencia a una revolución institucional, es decir, del aparato político del Estado, lo cual atiende a que lo que no evolucionó en México fueron las instituciones políticas, lo que hace presuponer que la revolución fue un proceso que respondió a la disfuncionalidad institucional, condición que se arregla haciendo funcionar al Estado, empero ¿no es esta cuestión, la disfuncionalidad institucional, es decir, un Estado que no da respuestas sociales lo que llevó al PRI a la debacle política en Hidalgo y la nación?

 

En el caso del PRD, la denominación de la revolución trasciende en lo democrático. Aquí se trata de advertir que las revoluciones, al menos políticas, son autoritarias o arbitrarias, no se someten a juicio de la sociedad, lo cual es cierto; el pensamiento revolucionario burgués o de izquierda, invariablemente, marca la postura de un vector político que revoluciona a la sociedad. No existen consensos al calor del proceso, por lo que hay que entender que los revolucionarios no son los revolucionados. No hay revoluciones democráticas, las revoluciones son procesos complejos de conducción social que tienen pocos o escasos procesos de deliberación y no son institucionales.

 

El PRD Hidalgo ha dejado una revolución inconclusa, porque jamás cuajó su conducción política en la coherencia de los principios de izquierda que lo llevaron al poder y al unirse a la alianza del antiguo régimen se autoinfligió una derrota política. La izquierda no puede ir en contra de la izquierda, esto no es revolucionario, sino antirrevolucionario.

 

No se puede ser vida y muerte, amor y odio, de derecha e izquierda al mismo tiempo. Existe en la ideología política una firmeza de propósitos que el PRD Hidalgo perdió, relegándolo a la miseria política de un partido que no es ni agua ni aceite frente al pensamiento de izquierda de la 4T (PRD historia para el olvido).

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.