Qué estrategia más chingona fue realizar el Primer Informe de Gobierno el 1 de diciembre para que las fiestas de esta época -que por cierto en los comercios inició en octubre- borre todo vestigio de conciencia, o por lo menos de interés sobre la puta realidad que vive la mayor parte de los ciudadanos en el país, para pasar a la estela de pus de las risotadas, la peda asquerosa y el festín orgiástico de la quimera del Guadalupe-Reyes.
De ingenuos y pusilánimes
Entre los absurdos de esta época del año se encuentra la hipocresía de todos aquellos que te sonríen de manera pendeja y te dicen “felicidades“; felicidades de qué o para quién, cuando el 90% de la población vive en una pobreza asquerosa y con el pesar de gobiernos que no pacifican el país, por lo que los tres pesos y la poca salud corporal y mental te la puede arrebatar cualquier hijo de puta en la calle y hacer todavía más miserable tu existencia. Para el 5% restante de mexicanos que vive a toda madre a costillas del pueblo y en contubernio con la clase política y las elites del poder, el pavo, los romeritos, la champaña sí se servirá en sus mesas, los demás a comer lo que humildemente se pueda, si es que comen.
Del aguinaldo y la resaca
El aguinaldo es para unos cuantos y suele ser, en la mayor parte de los casos, precario y culero; dinero que incuba sueños y fantasías, por lo que el endeudamiento y los cuatro pesos que hay que cuidar para la primera quincena de enero son un cuchillo en el culo de la poca conciencia que hay que tener presente. Pero, cuidado, porque la resaca es el resultado de una conducta indolente, que no asume que el aguinaldo no es un regalo ni un festín, sólo un dinero duramente ganado que si nos lo pudieran quitar los patrones y los diputados, ya lo habrían hecho.
De la liturgia y las culpas
Observo con pesar, año tras año, que la liturgia católica atraviesa por pocas conciencias, que en realidad el Guadalupe-Reyes es un festín orgiástico donde el desmadre que hacemos es para olvidar o atenuar una realidad maldita, cruenta y culera que no soportamos ni nos gusta, pero que por las estructuras sistémicas tenemos que aceptar a costa de sangre, sudor y lágrimas. Este es el común denominador de nuestras vidas, mientras tanto, las culpas de nuestra conducta miserable, desatinos, indolencia, maldad, e incluso irresponsabilidad, se calman con un “felicidades”, como si hubiera algo que festejar.
La verdad que no construimos
Lamentablemente, no llega la era de la humanidad en la que festejemos, no construimos un mundo de oportunidades para todos, sino uno en el que los depredadores atacan a la mayoría, insultan al que menos tiene, corrompen la verdad y niegan el valor de la vida y de Dios. Esa es la verdad, pero la borrachera, el dispendio y el egoísmo ciego hacen la quimera del Guadalupe-Reyes.
Consultoría Política y contacto público: [email protected]
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.