La reciente modificación a la reforma judicial ha generado un amplio debate en la sociedad, especialmente entre los trabajadores del Poder Judicial, quienes han manifestado su descontento y preocupación por las implicaciones que esta reforma podría tener en la independencia y eficiencia del sistema judicial.
Pero como en todos los temas de interés, existe polémica sobre lo que ocurrirá con la selección de quienes serán jueces y magistrados, porque, por una parte, mucho se ha comentado que será decisión del pueblo y que habrá una rigurosa lista de requisitos para poder formar parte del Poder Judicial.
Por otro lado, se sabe que el Comité encargado de hacer la selección, sin la menor duda, son perfiles ligados directamente al partido de Morena, lo que ha hecho suponer que el partido guinda le meterá toda la mano a la designación de jueces y magistrado y en consecuencia una impartición de justicia sesgada.
Uno de los argumentos a favor de la reforma es que busca agilizar los procesos judiciales, reduciendo la carga de trabajo y los tiempos de espera para los ciudadanos. Esto podría traducirse en un acceso más rápido a la justicia. Pero, fundamentalmente, se ha referido determinantemente que jueces y magistrados han tenido muchos privilegios y que es momento de quitárselos.
Otro argumento que la favorece es que se busca una modernización al propio sistema, ya que la reforma propone, entre otras cosas, la implementación de nuevas tecnologías y métodos de trabajo que podrían modernizar el sistema judicial, haciéndolo más transparente y accesible.
Algunos defensores argumentan que la reforma incluye mecanismos de supervisión más estrictos que podrían ayudar a prevenir la corrupción y mejorar la rendición de cuentas dentro del Poder Judicial. Aunque aún faltaría detallar la forma en que habría de funcionar la operación muy específica del Poder Judicial, porque si bien es cierto que nadie duda de la capacidad de las y los jueces y magistrados, lo cierto es que se busca un reajuste de fondo.
Por otro lado, uno de los principales temores entre los trabajadores del Poder Judicial es que la reforma pueda socavar la independencia del sistema judicial, convirtiéndolo en un instrumento al servicio de intereses políticos.
Las manifestaciones de los trabajadores del Poder Judicial reflejan un profundo descontento con la reforma, que consideran que buscan imponer y vulnerar este poder desde otro poder. Esto podría afectar la moral y la eficiencia del personal judicial, porque las y los trabajadores exigen independencia de poderes.
La modificación puede generar confusión y falta de claridad en la aplicación de la ley, lo que podría llevar a un aumento en los litigios y a una mayor carga de trabajo en un sistema que ya enfrenta desafíos significativos. Pero lo que pesa principalmente es el método de selección de quienes serán jueces y magistrados.
Las manifestaciones de los trabajadores del Poder Judicial han sido un claro indicador del descontento que existe en el sector. Estos trabajadores han expresado su preocupación por la falta de diálogo y consulta en el proceso de reforma, así como por las posibles repercusiones en sus condiciones laborales y en la calidad del servicio que ofrecen a la ciudadanía. La unidad y la movilización de estos trabajadores son un reflejo de la importancia que le otorgan a la defensa de un sistema judicial justo e independiente.
Las y los defensores de la reforma judicial aseguran que no habrá marcha atrás, que una vez publicado en el diario oficial,garantiza su consolidación por encima de cualquier procedimiento legal. Sin embargo, juristas y las y los jueces y magistrados que no están a favor, buscan los mecanismos legales para frenar lo que a su juicio representa un atropello.
Lo cierto es que unos y otros ofrecen amplias explicaciones de los pros y contras; sin embargo, se trata de que cualquier modificación vaya de la mano de las necesidades de la gente, porque más allá de cualquier interés, lo significativo es el pueblo mexicano.