Desde que los ojos del mundo se estacionaron en el covid-19, muchos temas de relevancia se han puesto en pausa para la opinión pública. De pronto, los problemas más importantes del país pasaron a segundo plano mientras nos dedicábamos a ver memes sobre la emergencia sanitaria y el fin del mundo. Los esfuerzos del gobierno mexicano se han centrado en contener los contagios y hacer que los ciudadanos tomemos conciencia de la gravedad del asunto.
Pero hay temas que nunca han tenido el protagonismo de la pandemia, que estaban desde antes de que este virus sacudiera al mundo y que, seguramente, seguirán cuando todo esto haya terminado. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) sobre incidencia delictiva y llamadas de emergencia al 911, 20 mujeres han sido asesinadas en Hidalgo de enero a mayo de este año. La entidad registra 4 mil 067 llamadas por violencia contra la mujer, colocándose en el séptimo lugar nacional en llamadas de auxilio hasta mayo de este año.
Los números dejan de ser números cuando pensamos en 20 mujeres asesinadas por razón de su género. ¿Cuántas de ellas fueron un número en esas llamadas de auxilio? ¿Cuántas de ellas pidieron ayuda a las autoridades o sus círculos de apoyo? ¿Cuántas de ellas hubieran podido escapar a la muerte?
No lo sabemos, en este país eso nunca lo sabemos. Al final, tenemos números que intentan decirnos cosas sobre nuestra realidad, pero detrás de eso están las vidas de miles de mujeres que hoy son víctimas de violencia dentro de sus propias casas, a manos de sus esposos, de sus hijos, de personas a las que aman y en quienes confían.
Hoy en Hidalgo tenemos obra pública, acciones contra el coronavirus, decenas de puentes que nos llevan al cielo y 20 mujeres muertas este año por culpa de la otra pandemia: la violencia de género.