La nueva representación ciudadana en Hidalgo no inicia con la elección del 2 de junio pasado. En los hechos, el gobierno de Julio Menchaca construyó un nuevo concepto de soberanía ciudadana al decretar ¡Primero el pueblo!
¡Primero el pueblo!, en realidad, fue la declaración de principios que se construyó en el proyecto electoral “El Hidalgo que queremos”, que, a la postre, culminó en el Plan Estatal de Desarrollo y vive su esplendor en las Rutas de la Transformación de Julio Menchaca, que hoy han adherido un componente nacional al conducir en Hidalgo el 2º Piso del Plan Claudia.
Sin embargo, la nueva representación ciudadana que dio inicio en el gobierno de alternancia de Julio Menchaca vive a nivel político una redefinición de forma y fondo en las estructuras del poder gubernamental de Hidalgo.
El trazo concreto se centra en la modernización de las lógicas en el ejercicio de gobierno, que se encuentran centradas en la reforma del Poder Judicial, porque desde la procuración e impartición de una nueva visión de la justicia a nivel nacional habrá de operar la dirección del control del aparato de Estado.
Claudia Sheinbaum y Julio Menchaca trazaron desde hace meses la recomposición orgánica de las estructuras gubernamentales en Hidalgo; no obstante, el camino requería para esto, que el Congreso local operara con mayoría calificada y garantizar que una nueva legislatura se apoyara en la ejecución judicial para cerrar el círculo guinda de poder de la nueva representación ciudadana en la unidad del: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
La unidad de ruta de los poderes públicos en este escenario, tendrá que atravesar por un trabajo depurado de las estructuras del gobierno de Julio Menchaca. Se multiplican las dudas y cuestionamientos sobre el papel que jugarán tanto el Congreso local como el Poder Judicial en la reingeniería del gobierno y, por ende, de la vanguardia de leyes que modernicen al estado de Hidalgo y garanticen el equilibrio social desde el control de la impartición y procuración de justicia.
Así como resultan alentadoras las proyecciones federales sobre Hidalgo con flujo de inversiones públicas como el tren AIFA-Pachuca, también surgen presiones a las estructuras operativas del gobierno de Julio Menchaca que tendrá que realizar una reingeniería de procesos administrativos para hacer frente a la concreción del 2º Piso de la transformación.
Por décadas, Hidalgo y los gobiernos que lo encabezaron fueron comparsas y paraísos de negocios particulares con fachada pública. Esta cuestión pavimentó las asimetrías y desigualdades sociales que se aprecian a simple vista en la carencia de planeación urbana y desarrollo social.
Todo indica que, entre presiones de desarrollo y reestructuración gubernamental, el gobierno de Julio Menchaca se encuentra en una dinámica de representación ciudadana, cuyos retos no son sólo producto de las necesidades endogámicas de Hidalgo, sino, también, de la consolidación de la transformación nacional.
La ruta hacia un nuevo modelo de desarrollo en Hidalgo parece ser el esquema del inicio de la gestión del tercer año de la administración de Julio Menchaca.
Las áreas sensibles de oportunidad gubernamental se centran en:
I. La recuperación de la soberanía de los recursos naturales y la disminución de la pobreza.
II. El incremento de la inversión privada nacional e internacional y el impulso a la micro y mediana empresa.
III. La modernización pública de los ayuntamientos.
IV. La ampliación de los programas sociales y la democratización y apertura de la nueva representación ciudadana para construir un nuevo esquema de participación en las políticas públicas en el desarrollo de Hidalgo.
La nueva representación ciudadana es el trazo de la modernización del aparato de Estado en Hidalgo.
