La mota para curar los males de guerra

No es un secreto: todos sabemos que la mariguana proliferó en el ejército norteamericano en la guerra de Vietnam. Conocemos que ante la desolación y los excesos de los soldados gringos, la mariguana los calmaba y los dejaba prestos para la batalla, por lo que se permitió su consumo, el cual, por cierto, en esos años imperaba en Estados Unidos y en el mundo.

Pero Vietnam no ha sido la única infausta incursión del gobierno de Washington, por lo que con el tiempo los soldados norteamericanos siguieron recibiendo suministro de drogas para calmar desde su nostalgia y hasta para darse valor a la hora de pelear.

Lo que también sabemos es que después de las incursiones armadas, gran parte del contingente que vio “acción” en diferentes campos de batalla (recordemos Irak) fue tratado con sustancias permitidas y no permitidas para aliviar trastornos no sólo físicos, sino también mentales.

La verdad de esta condición miserable es que el gobierno de Washington siempre ha sabido y estimulado el uso de estas sustancias, que resultaron eficientes para contener, calmar e incluso aliviar las dolencias y perturbaciones físicas y mentales de sus soldados y exsoldados o veteranos de guerra.

Un veterano conocido de nombre Jonathan Lubecky ahora es tratado con “éxtasis” para calmarlo y evitar sus constantes intentos de suicidio; cuestión que nuevamente abre el debate del “cuándo sí y cuándo no” de las drogas.

El paso gigante del consumo lo está dando la despenalización de la mariguana en varios países, por lo que nos encontramos danto un salto cualitativo en la historia de la humanidad hacia las “sustancias legalmente prohibidas”, para pasar a su consumo.

Es evidente que los análisis científicos deben profundizar los estudios sobre las drogas que se han desarrollado. Por décadas, la mariguana fue satanizada y hoy encuentra nuevos diálogos hacia sus usos; lo mismo ha sucedido con la cocaína, cuestión por la que se debe seguir explorando sobre los posibles beneficios a la salud y equilibrio social.

Con la herbolaria ha sucedido algo similar, por lo que antes de satanizar o condenar, hay que tener evidencias claras de los límites y alcances del uso de las sustancias que hoy llamamos “prohibidas”.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.