En los años 30 del siglo pasado, los estudios Universal se salvaron de la quiebra con una serie de cintas de monstruos que incluían a “Drácula”, de Tod Browning; “Frankenstein”, de James Whale y “La momia”, de Karl Freund. A los actuales directivos se les ocurrió recrear el universo oscuro de éstas y el primer resultado es “La momia”, de Alex Kurtzman, guionista de Transformers, con resultados más bien decepcionantes.
Tom Cruise (Nick Morton) y su colega Chris Vail (Jake Johnson) son exploradores del ejército en Irak, y se dedican a vender objetos arqueológicos. Descubren accidentalmente la tumba de la princesa Ahmanet (Sofía Boutella), que regresa a la vida deseosa de vengarse de todo el mundo. Morton regresa también, literalmente del mundo de los muertos, para tratar de detenerla con la ayuda del doctor Jekyll (Rusell Crowe) y de la guapa arqueóloga Jenny Halsey (Anabelle Wallis).
De nada sirven los múltiples efectos especiales ante la incongruencia del guión y la pésima actuación de Cruise, quien es devorado por Crowe, al ignorar que está en un filme de horror y no en un filme de aventuras más al estilo de “Misión imposible”.
The mummy resulta un decepcionante inicio del dark universe que esperamos reviva a monstruos más temibles que esta momia tatuada que luce fuera de lugar en toda la película.
