En un nuevo desencuentro, la senadora Lilly Téllez ha calificado las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum como “payasadas” que se oponen a las diatribas del Donald Trump, que ahora pretende que se cambie el nombre reconocido internacionalmente de “Golfo de México” a “Golfo de América”. Surgen las interrogantes -a unos días de que el neoyorkino tome posesión nuevamente de la presidencia de Estados Unidos- de los efectos nocivos de su política antiinmigrante contra los mexicanos y, en particular, del tejido migratorio hidalguense.
En la última década, el flujo migratorio de hidalguenses a Estados Unidos se ha incrementado, de acuerdo al Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), que indica que 426 mil 800 hidalguenses han migrado al vecino país del norte y su incremento fluctúa en un 4%.
Sin embargo, si bien es cierto que la migración mayoritaria de hidalguenses se presenta hacia Estados Unidos, el fenómeno también se ha incrementado hacia países de Europa y, en particular, en América Latina hacia Chile y Uruguay, constituyendo destinos para empresarios, estudiantes y trabajadores con nivel profesional.
En este trazo, las nuevas dinámicas migratorias de Hidalgo ya concitan una preocupación en los entretelones del ascenso de Donald Trump que se encuentra marcando desencuentro tras desencuentro con el gobierno de la 4T, advirtiendo el recrudecimiento de las leyes antiinmigrantes en Estados Unidos.
Recordemos que en la administración pasada del neoyorkino se instauraron campos de detención de migrantes que marcaron una etapa de crudeza nunca antes vista, cuestión que suscitó denuncias sobre violaciones a derechos humanos y en el drama económico de las remesas, un serio golpe para las familias en Hidalgo.
En el promedio de hidalguenses que migran a Estados Unidos existen números que oscilan desde los 23 mil a 27 mil migrantes anualmente; concentrándose en los estados de California, Arizona, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Florida, Georgia, Illinois, Indiana, Nevada, Nebraska, Nueva York y Texas. El fenómeno migratorio no sólo se registra en hombres jóvenes, sino de familias enteras y datos poco explorados de niños.
Pese a que el gobierno de Claudia Sheinbaum ha tratado de resignificar la relación con el gobierno de Washington desde el TMEC, las condiciones de beligerancia de Donald Trump han ido pavimentando desencuentros que, hasta ahora, han quedado a título de declaraciones álgidas que la presidenta Claudia Sheinbaum ha tratado de contener. Sin ir más lejos, la presidenta Sheinbaum Pardo ante los señalamientos de Trump de que “México es un narco Estado”, le ha indicado que está mal informado, que el México de Felipe Calderón y Genaro García Luna, este último detenido en Estados Unidos, ha quedado atrás.
En estas circunstancias, para Hidalgo la migración a Estados Unidos está trazando una agenda de seguridad internacional que se ha construido en el gobierno de Claudia Sheinbaum, tratando de utilizar los instrumentos legales internacionales que permitan proteger a los migrantes mexicanos. No obstante, mientras las lógicas de importantes flujos de capitales de inversión migran a Estados Unidos, la migración es vista como una amenaza política y de estabilidad de la seguridad nacional, criminalizándola.
La migración ilegal o irregular, como se le caracteriza de mexicanos a Estados Unidos, se ha criminalizado ligándola al narcotráfico, al crimen organizado e inclusive al terrorismo; el inmigrante irregular es percibido y presentado como el “enemigo interno”, realidad lejana y ajena a la conducta histórica de los migrantes mexicanos que suelen respetar las leyes del vecino país del norte, dando muestras de civilidad, prudencia y respeto.
Hidalgo vivirá el termómetro de la beligerancia de Donald Trump. Sin embargo, habrá que esperar la respuesta del gobierno de Claudia Sheinbaum en el blindaje a los connacionales que, de Hidalgo también, nutren el fenómeno migratorio internacional.