Los componentes objetivos de la metropolización de Hidalgo frente al desarrollo urbano en colindancia con la Ciudad de México y el Estado de México han prescrito un diseño de ordenamiento jurídico que habrá de desplegarse en el gobierno de Claudia Sheinbaum, Julio Menchaca y Delfina Gómez, para trazar con Hidalgo y Estado de México el ordenamiento urbano desde una perspectiva estratégica de integración territorial.
La medida de ordenamiento territorial obedece a la metropolización política que atiende a los factores de transformación gubernamental insertos en la reivindicación social.
En este entramado de coordinación política entre Ciudad de México, Hidalgo y Estado de México sobresalen los resabios de los problemas de la precaria o nula planificación urbana que han generado no sólo una crisis social, sino también la crisis ambiental de la cual el problema hídrico ocupa alarmantes indicadores en correlación a las oportunidades de desarrollo y crecimiento del centro del país.
En este sentido, la gestión de Julio Menchaca enfrenta el reto de la “conciencia pública de futuro”, para trazar un esquema de reorientación urbana que atienda a los problemas que ya subsisten en materia de seguridad, movilidad, vivienda, migración urbana y concentración industrial; todas ellas, realidades que ya coexisten entre Ciudad de México, Hidalgo y Estado de México.
La crisis hídrica en Hidalgo ha hecho colapsar los márgenes de negociación pública frente a las demandas crecientes de la ciudadanía (lo que se conoce como matriz de input/output), donde la demanda ciudadana desborda y rebasa a la oferta pública de servicios y, en específico de abasto de agua, condición que provocó diversos enfrentamientos ciudadanos en múltiples municipios de Hidalgo, obligando a implementar planes y medidas emergentes.
Lo que no ha emergido dentro de la metropolización política de Hidalgo, es un análisis serio de la capacidad de la administración pública comparada que permita distinguir con certidumbre los alcances e implicaciones de las asimetrías económicas, de infraestructura y recursos humanos que implica la interacción gubernamental entre Ciudad de México, Hidalgo y Estado de México. Sus componentes orgánicos son distintos y también sus realidades poblacionales.
Empero, a título del “destino nos alcanzó”, la metropolización política concita una mayor conciencia gubernamental y la posibilidad de equiparar la responsabilidad de la trilogía metropolitana, condición que tiene de manera temprana la dirección de los gobiernos entrantes de Delfina Gómez, Julio Menchaca y Claudia Sheinbaum, por lo que la planificación sexenal variará hacia nuevas lógicas y proyecciones del ordenamiento urbano.
El área de Tizayuca y Pachuca ya presentan los impactos del crecimiento espacial desordenado y las presiones de flujos migratorios de la Ciudad de México, así como del Estado de México, condiciones de amplio espectro para la preservación de equilibrios sociales que deben ser discutidos y advertidos porque no se debe ni puede transigir sobre el crecimiento urbano en detrimento de la ciudadanía.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.