La oscuridad ha redefinido las condiciones astrales, por tanto, es pertinente repensar las cartas astrales y caracterizar los perfiles de los signos de acuerdo a la luz que expresan; para ello identifica las señales de katan el espíritu de los colores en ascendente.
Rojo: administra su luz con la furia y el amor, condensa las pasiones que hacen del amor una promesa irrenunciable, una lucha de conquista irrenunciable, predispuesta al sacrificio con el único fin de preservar el murmullo de los latidos del corazón. Si tu color es el rojo, este es el hechizo que te protege: reposa una rosa roja en el marco de tu ventana en las horas de luz solar y ofrenda a los pájaros de la mañana.
Verde: la natura se prodiga e invita a lavar el espíritu, su textura es frescura y ternura, denota la constancia y la disciplina; su virtud es la renovación como principio de reflexión y solidez mental. No admite egoísmo insano, por lo que abre caminos hacia la espiritualidad, su dominio genera paz. Hechizo de paz: lava tus manos con lavanda y con incienso limpia tus pensamientos impuros, enfócate en liberar envidia y egoísmo.
Azul: su espectro vincula a la sabiduría e inteligencia, refleja la conducta del profeta marcando los pasos a seguir; es menester de influjo de este color congregar a los que menos saben para abrir una puerta al entendimiento. Los que se enfundan en su estela siempre podrán reconstruir sus vidas. Hechizo de luz: recibe a corazón abierto la oración de un poema de amor donde la calidez de la piel exprese el valor del agua y el viento, si lo encuentras podrás empezar de nuevo.
Violeta: de orgullo pleno y convicción absoluta se llegue, no acepta vacilaciones ni dudas, se guía por la virtud de la verdad, no suele ser embargado por la oscuridad ni energías negativas porque pregona valor, fuerza y entereza, condiciones básicas para triunfar en dimensiones de incertidumbre e inconsistencia social. Hechizo de pureza: capta las gotas del rocío de una flor de mañana para perfumar un pañuelo que acompañe tu camino, nunca deberá ser utilizado para secar lágrimas.
Marrón: su textura esconde la inteligencia pero reluce el enigma de su pasión, suele impactar a cualquier espíritu y doblega con su fuerza y vitalidad para propiciar encuentros de amor y pasión sin límites. Quien lo enfunda recorre las distancias sin precisar rumbo ni dirección, se deja acariciar por el viento que lo lo libera. Hechizo de pasión: el siete que se asome a tus ojos indicará el camino, multiplica su imagen siete veces y la pasión asumirá el control.
Amarillo: su serenidad genera el equilibrio en los sabores de dulzor, propicia seguridad para las grandes empresas y negocios pero sólo garantiza el éxito cuando la constancia lo acompaña; jamás dará fruto al egoísmo, pero su presencia es espíritu de prosperidad. Hechizo de prosperidad: los granos de arroz deben ser repartidos en la entrada de tu casa, déjalos un mes, recoge los que queden y entiérralos a la sombra de un pino joven.
Blanco: su fuerza impide que la impureza se manifieste, pero pide valor y paso firme para que la yerba crezca y la verdad se multiplique; sus hacedores no se corromperán y tendrán un camino y puerta. Hechizo de salud: aspira el perfume del eucalipto por medio de su infusión, con el agua lava tus manos y moja tu frente y tu sien durante tres días.
Negro: el endilgamos lo prohíja y la dureza lo defiende, no espera, camina con fuerza sin esperanza pero propicia poder y gloria, al final, acepta la verdad y la razón; debe ser indicado por espacios breves pero su notoriedad cautivará siempre. Hechizo de éxito: escribe tres de tus deseos y arrójalos al mar, después moja tus manos en el agua del mar y sécalas con arena.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.