Claudia Sheinbaum ha iniciado un proceso de gestión pública sin haber tomado posesión como presidenta de México, en donde dos vectores resaltan: el flujo de compromisos hacia la iniciativa privada (IP) y la promoción a la inversión nacional e internacional.
Es en este trazo, el horizonte de Hidalgo entroniza con el impacto de una nueva relación económica con la iniciativa privada en el gobierno de Julio Menchaca, que se ha adherido a los nexos de metropolización con la Ciudad de México y el Estado de México en un proyecto macro de vinculación gubernamental.
El anuncio de Claudia Sheinbaum del Tren AIFA que vinculará a Hidalgo con el aeropuerto internacional Felipe Ángeles es un efecto de la prospectiva de desarrollo de las inversiones federales vinculadas a las proyecciones de inversión en derrama con la iniciativa privada, condición que también presupone retos de planeación urbana en Pachuca, así como las constantes visorias gubernamentales a la refinería de Tula que se enmarcan en el interés de AMLO y Sheinbaum en la prospectiva de desarrollo económico en el 2º Piso de la transformación.
No se debe olvidar que la planeación urbana de Pachuca ha estado relegada por años sin un verdadero proyecto que modernice la infraestructura de la metrópoli capital y, también, a merced de los negocios privados con fachada pública de distintas administraciones de los ayuntamientos que hicieron del uso de suelo el negocio y esplendor de los fraccionamientos y sus huestes inmobiliarias, debilitando con ello la articulación equilibrada de servicios y oportunidades de desarrollo urbano que ahora exige el replanteamiento de los proyectos de inversión federal, estatal y municipal.
El núcleo de la inversión de la iniciativa privada debe trazar un nuevo modelo de desarrollo económico en el gobierno de Julio Menchaca. En lo sustantivo, no pueden primar privilegios a una inversión privada que no reconozca ni se comprometa a nivel social como ha sucedido por décadas en Hidalgo. El tejido social hidalguense vive un momento delicado, plagado de asimetrías económicas y jurídicas que exigen responsabilidad compartida en el flujo de inversiones estatales y privadas.
Estados como Nuevo León han atraído un flujo de inversiones de la iniciativa privada nacional e internacional que han abierto un horizonte de equilibrio social, que sirve como ejemplo del dinamismo de la gestión gubernamental. Sin embargo, se debe admitir que Hidalgo no cuenta ni con los recursos de estado ni con la infraestructura necesaria para garantizar un flujo de inversiones como lo hace el gobierno de Nuevo León; por ello, la reconversión pública en predisposición a la modernización estatal es un reto que el gobierno de Julio Menchaca debe asumir de cara al tercer año de su administración.
La operatividad del modelo económico de la actual gestión de Julio Menchaca debe trazar los valores sustantivos de ¡Primero el pueblo! Y traducir su ejecución desde el Congreso local, garantizando legislaciones de vanguardia hacia los procesos productivos, flujo de inversión y apoyo social como principios de equilibrio público y concreción del Plan Estatal de Desarrollo.
Amargas han sido las experiencias de las gubernaturas que precedieron a la de Julio Menchaca, en donde los rezagos sociales producto de las asimetrías en la distribución de riqueza y generación de oportunidades fueron cegadas por el contubernio, la malversación pública y la opresión social. Realidades que no deben repetirse.
Es el momento de replantear la participación de la iniciativa privada en las lógicas del desarrollo. Garantizar que el modelo económico de Julio Menchaca que hoy se revitaliza en las proyecciones de la metropolización con Ciudad de México y Estado de México, deben ser parte integral del 2º Piso de las Rutas de la Transformación en Hidalgo.