La innovación política en el gobierno de Julio Menchaca

La complejidad que encierra para el gobierno de Julio Menchaca las exigencias de la innovación política, estriba en el peso y obstrucción que ha enfrentado en torno a la estructura de gobierno heredada por el antiguo régimen que todavía impera en cuadros de una burocracia que se resiste al cambio público.

La innovación política en el gobierno de Julio Menchaca es el imperativo de crecimiento y gobernanza gubernamental en Hidalgo.

 

Como alguna vez expresó Héctor Aguilar Camín, refiriéndose al ascenso de la izquierda en Latinoamérica sobre su poder social y las condiciones gubernamentales que encauzaba: “Difícilmente habrá una corriente de pensamiento de raíces tan nobles, árboles tan torcidos y frutos tan amargos”. El gobierno de Claudia Sheinbaum está trazando un camino distinto al de Andrés Manuel López Obrador en la conducción del proyecto de la izquierda en el 2º Piso de la transformación, precisamente, para hacer que los fines nobles no se conviertan en árboles torcidos ni frutos amargos.

 

Si algo caracterizó el triunfo del 2 de junio en las urnas para la izquierda en México, fue el hecho de que la percepción ciudadana oscilara en dos vectores de sus logros: combate a la corrupción e impunidad y el ascenso de los programas sociales.

 

Es precisamente tanto el combate a la corrupción e impunidad y el ascenso de los programas sociales lo que ha ido consolidando el proyecto de alternancia de Julio Menchaca. En primer plano, el aseguramiento de la probidad cuyo ejemplo aleccionador son las pesquisas e indagatorias de la Estafa Siniestra y, en un segundo piso de correlación, la dignidad ciudadana en el eje de dirección gubernamental de las Rutas de la Transformación.

 

No obstante, los ingredientes de reorientación del proyecto de alternancia política de Julio Menchaca se vuelven más complejos. Claudia Sheinbaum empieza a dar su impronta a las reformas gubernamentales y centra el primer paso en la generación de macro obras comprometidas en las entidades del país, que en Hidalgo ha iniciado con la construcción del tren AIFA-Pachuca. Este trazo denota la profundización de la modernización para Hidalgo, lo que presupone la modernización de las estructuras políticas para innovar o reinventar las condiciones del poder.

 

La complejidad que encierra para el gobierno de Julio Menchaca las exigencias de la innovación política, estriba en el peso y obstrucción que ha enfrentado en torno a la estructura de gobierno heredada por el antiguo régimen que todavía impera en cuadros de una burocracia que se resiste al cambio público. Cuestión que exige reforzar la capacitación de cuadros de servidores públicos y una reorientación de las implicaciones políticas en la conciencia de este cambio.

 

No resulta fácil comprender y hacer comprender a los cuadros de burócratas que han permeado por décadas en el aparato administrativo del gobierno de Hidalgo, el hecho de que México vive una nueva era política. La degradación democrática ya no tiene cabida y el ejercicio del gobierno debe presentar una verdadera proximidad a la ciudadanía.

 

La innovación política es una premisa que transita a nivel global en el ejercicio de gobierno, no importando si la corriente que lo enfunda es de izquierda o derecha, de todos modos, los frutos de la administración pública no deben ni pueden ser amargos para el pueblo.

 

En lo sustantivo, hasta la derecha a nivel mundial (en el caso de México no rige ni aplica), ha entendido que el ejercicio de gobierno atiende a nuevas lógicas sociales, donde la exigencia de la ciudadanía estriba en modernizar las funciones públicas para generar mejores servicios a bajo costo, armonización ambiental y seguridad pública, derechos humanos en la premisa de la dignidad y gobiernos honestos, entre otras, condiciones imperativas que exigen innovación política.

 

El escenario de las macro obras propuestas por Claudia Sheinbaum y que ya vinculan a Julio Menchaca en el trazo de una gestión hacia la innovación política, no puede ser pasado por alto. Hidalgo presenta rezagos y resabios de la política a la antigua: clientelismo y prebendas públicas.

 

Ni el clientelismo político ni las prebendas públicas tienen cabida. Las movilizaciones y manifestaciones ciudadanas que ahora toman control de carreteras, detienen a alcaldes y funcionarios públicos, o toman presidencias municipales están enunciando que es necesario pasar del anquilosamiento público que primó por nueve décadas en Hidalgo a la innovación política.


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