El gobernador Julio Menchaca había dado su Segundo Informe de Gobierno. Su mensaje no sólo hizo énfasis en los logros sociales, económicos y políticos, también puso en claro la virtud de preservar la procuración de justicia, haciendo un llamado y leyéndole la cartilla a la estructura burocrática del Poder Judicial que se encontraba presente en el informe. En primera fila, el antiguo régimen le hacía un guiño. Los exgobernadores Manuel Ángel Núñez Soto y Francisco Olvera Ruiz recordaban la parábola del cantautor José Alfredo Jiménez “no hay que llegar primero, hay que saber llegar”, mientras que Israel Félix Soto decía “no estaba muerto, andaba de parranda”.
Marco Mendoza y las huestes del PRI Hidalgo rumiaban la derrota en el Senado. Se terminaba el dominio monopólico de la justicia que por más de nueve décadas hizo posible que el bastión priista fuera juez y parte en Hidalgo.
El complot político de la derecha por preservar el monopolio de la justicia en el control del Poder Judicial iba en crescendo. Los paros de la burocracia del Poder Judicial se han sucedido tomando calles y plazas con discursos que clama por “la libertad, la democracia y la justicia”, acusando al gobierno de López Obrador (Manuelovich Obradorovich) de querer instaurar la dictadura venezolana y, advierten, que la invitación a Vladimir Putin a la toma de protesta de Claudia Sheinbaum no es otra cosa que la mexicanización del comunismo de la 4T.
Entre los personajes de la estructura burocrática del Poder Judicial que ganan salarios en la SCJN que exceden los 200 mil pesos y canastitas de privilegios como seguro médico de gastos mayores, aguinaldos para ir de vacaciones a Las Vegas y París, llevan la bandera de la Marea Rosa y la capucha del PRIAN, se encuentra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, jueza en paro que arenga con gran entusiasmo: ¡el Juez en paro sigue ganando varo!; mientras los obreros y campesinos del país ganan, si bien les va, 3 mil 500 varos al mes, compran medicamentos en las farmacias similares, no tienen aguinaldo y, en el mejor de los casos, van de vacaciones a balnearios de El Tephé en Hidalgo o a los canales de Xochimilco.
Clave de la historia oculta
¡El juez en paro, sigue ganando varo!
Una de las arengas en el complot político que utiliza a la burocracia del Poder Judicial estriba en señalar los pésimos sueldos, prestaciones y condiciones de trabajo que imperan en sus labores, condición que es menos creíble que las monsergas y balbuceos de la “Casa de los famosos”. Sin embargo, cuando no existe veracidad para causar un paro en el Poder Judicial, el estómago y el salario son razones suficientes para acompañar las bambalinas del complot político que presenta la historia oculta del monopolio de la justicia que ha permitido y protegido privilegios, asimetrías legales y desigualdad social en México.
En este trazo, pese a las diferencias en las expresiones partidistas de la derecha del antiguo régimen (MC se cuece y guisa aparte y ahora perfila su adhesión política al bloque opositor y construye una traición a la democracia y al pueblo de México), han llegado a un consenso producto del temor y desconcierto que las invade: hay que salvar los intereses de las élites, cueste lo que cueste y, si cuesta millones de dólares, hay que invertirlos para causar terror y pánico social.
Por ende, las diferencias del PRIAN con las élites económicas empresariales en pleno complot político es peccata minuta en relación al bien supremo: salvar los intereses superiores de la oposición (privilegios y control político del aparato de Estado).
A este contexto, donde las diferencias de la oposición del antiguo régimen PRIAN+élites pasan a segundo lugar para asegurar la estrategia que custodia el varo que les protege el monopolio del Poder Judicial, el inmortal Max Weber señala: “a pesar de la continuada competencia de unos contra otros, los competidores que actúan juntos forman ahora un ‘grupo de interés’ a los ajenos; surge una creciente tendencia a crear alguna especie de asociación con regulaciones racionales; si los intereses monopolistas persisten, llega un momento en que los competidores o cualquier otro grupo al que puedan influir, establecen un orden legal que limita la competencia a través de monopolios formales”.
Queda claro: ¡el juez en paro sigue ganando varo!
El esquema de privilegios del Poder Judicial ha sido la historia oculta directamente proporcional al grado de privilegios que ha experimentado la sociedad en México, donde la pirámide social tiene en su cúspide a un número reducido de mexicanos, mientras la mayoría vive pobremente y, en el mejor de los casos, gana de acuerdo a INEGI en promedio 3 mil 500 varos al mes; atiende su salud en farmacias similares o del ahorro donde tiene que comprar los medicamentos para acceder a una consulta médica “gratis” y, en el mejor de los casos, va de vacaciones al balneario de El Tephé en Hidalgo o a los canales de Xochimilco.
En Hidalgo la pobreza sigue imperando en el amparo que el Poder Judicial le dio a la desigualdad y asimetría al acceso de la justicia, creando una sociedad proclive a los privilegios legales y al despojo de los que menos tienen.
