En la gota que derrama el vaso, Morena Hidalgo continúa con el tortuoso proceso de la distribución del poder político que no profundiza en las estructuras democráticas del partido guinda, pues pese a que se pretende dar visibilidad y certidumbre al mecanismo de selección de candidaturas, el clima político enrarecido ha causado lo contrario.
Las candidaturas plurinominales, que han sido cuestionadas por López Obrador, también han sido puestas en la mira por la ciudadanía de todo el país por el lastre que significan al perpetuar un Congreso gordo, anquilosado y decrépito, cuya disfuncionalidad se convierte no sólo en la inoperancia más cara de la nación.
Se puede argumentar que el tamaño de un aparato de Estado no es el tema de fondo en la funcionalidad de la democracia. No necesariamente un Estado más pequeño en burocracia es más funcional y viceversa, lo que presupone, desde las lógicas de la realidad política de la nación, que ni los escaños otorgados por voto directo ni los de representación popular han resultado ser la solución a las problemáticas sociales.
Sin embargo, en Hidalgo, donde Morena se encuentra dando la nota alta por la anarquía que prima en la selección de postulaciones a candidaturas y donde la alianza opositora hace de la preservación de las plurinominales una herencia familiar, el descrédito e ilegitimidad de estos puestos tiene harta a la ciudadanía, que espera una propuesta para terminar con el poder absoluto de estas figuras, y que ya sea por insaculación o por gracia divina, sean excluidas de la ingeniería constitucional de la nación.
Hasta ahora, en Hidalgo no ha existido un solo pronunciamiento de la clase política que cuestione la disfuncionalidad del Congreso federal y local y sobre qué instrumentos son necesarios a nivel constitucional para profundizar en la democratización del sistema político, porque los escaños plurinominales asemejan una cueva de lobos donde las camadas se suceden en una herencia familiar sin fin.
Uno de los contrapesos que advirtió López Obrador del poder político en la reestructuración de la nación es la ingeniería constitucional, porque presenta infinidad de lógicas y candados del antiguo régimen que preservan el sistema de privilegios que las plurinominales santifican y tienen a la ciudadanía, en este proceso electoral, abiertamente desencantada por lo que significa asegurar un escaño al margen de la voluntad popular.
No fue la voluntad de la ciudadanía la que creó el espectro de los puestos plurinominales, sino el control vertical de las estructuras de gobierno del antiguo régimen, para garantizar que la rapacidad cundiera en todos los partidos satélites y comparsas que hoy deambulan como buitres en carroña pestilente para hacer de las plurinominales un festín a costillas del pueblo.
Es pobre el debate político que se da en los partidos políticos en Hidalgo, evidencia un subdesarrollo político que es producto de una democracia política controlada e insuficiente para que la ciudadanía se entusiasme y participe en la contienda electoral de 2 de junio.
Si Morena Hidalgo, por el peso histórico del momento, no depura y democratiza el proceso de selección de candidaturas, de poco o nada servirá el método que utilice para la nominación; esto tiene un vendaval de reticencias al interior del partido y fuera de él, por lo que la insaculación es tan absurda como el dedazo y, de todos modos: Juan te llamas.