Reino del fuego
Mexica, Coyotzin y Kimo.
KIMO: Está cañón pasar toda esa lava, su abundante calor y su fuego eterno. ¡Oh, parece que estamos atrapados en el mismo infierno! (transición) Yo digo que mejor vayamos por otro lado ¿no?
MEXICA: Este es el único camino, Kimo.
KIMO: No manches, pero es que está bien gacho y además-
Coyotzin lo calla con un gruñido.
MEXICA: Vamos. Es difícil, pero no imposible. Cruzaremos por esa pared de rocas.
KIMO: Chale, me cae que esto si no puede empeorar.
Entra espectacularmente Xiuhtecuhtli.
KIMO: ¡Ay, ojeras! ¿Y ese buey quién es?
Mexica se pone en guardia y Coyotzin gruñe.
XIUHTECUHTLI: ¡Quién quiere pasar!
MEXICA: Mexica.
XIUHTECUHTLI: ¿Mexica? ¿La hija de Huitzilopochtli?
MEXICA: Tú quién eres.
XIUHTECUHTLI: ¡Es una ofensa que no sepas mi nombre!
MEXICA: No es una ofensa, es un simple desconocimiento. ¿Cómo te llamas?
XIUHTECUHTLI: ¡Soy Xiuhtecuhtli! ¡Soberano del fuego!
Todo se estremece.
MEXICA: Señor Xiuhtecuhtli, le pido disculpas por no haberle reconocido, y también le pido su permiso y ayuda para pasar al otro lado.
XIUHTECUHTLI: (pausa larga) Con una condición.
MEXICA: Qué.
XIUHTECUHTLI: ¡Dame a uno de tus amigos!
KIMO: ¡Qué-qué-qué-quéeee!
Coyotzin ladra.
MEXICA: Para qué lo quieres.
XIUHTECUHTLI: Para comer. Tengo hambre y hace mucho tiempo que no como chango o coyote. De hecho cuando era niño… (nostálgico) Mi madre siempre me los preparaba en chiltipin, jitomate y epazote. ¡Delicioso, jefa, te quedaba bien chido el pozole!
Xiuhtecuhtli los mira con antojo, Kimo se refugia tras las piernas de Mexica y Coyotzin le ladra.
MEXICA: Pues tendrás que pedir otra cosa, porque a mis amigos no les vas a hacer nada.
XIUHTECUHTLI: ¡No te estoy preguntando!
Xiuhtecuhtli lanza dos luces rojas, una sobre Kimo y otra sobre Coyotzin; los paraliza.
XIUHTECUHTLI: ¡Sólo puedes salvar a uno! El otro es para mí.
Mexica dispara una flecha a Xiuhtecuhtli, las luces rojas desaparecen y Kimo y Coyotzin pueden moverse. Xiuhtecuhtli gruñe, se quita con facilidad la flecha y avienta una gran cantidad de luz roja sobre Mexica, quien cae al suelo sometida.
XIUHTECUHTLI: ¡Tu osadía… Tu osadía, escuincla… Te costará la vida!
Kimo brinca sobre la espalda de Xiuhtecuhtli y le golpea la cabeza; Coyotzin lo muerde. Xiuhtecuhtli descontrolado deja emitir la luz.
KIMO: ¡Ya déjala, canijo! ¡Canijo jijo de tu jija canija ma-
Xiuhtecuhtli gruñe furioso. Mexica toma el Xiuhcóatl y se pone en guardia. Xiuhtecuhtli se quita de encima a Kimo aventándolo al piso y patea a Coyotzin; dispara su luz contra Mexica, ella se protege con el Xiuhcóatl y la luz le rebota a Xiuhtecuhtli.
XIUHTECUHTLI: ¡Agh!
La luz se extingue. Xiuhtecuhtli inmóvil en el suelo. Mexica herida y exhausta.
KIMO: Eso le pasa, por pasado de lanza.
Mexica desmaya. Coyotzin chilla intentándola despertar.
KIMO: ¿Qué vamos a hacer? (Coyotzin ladra) Ya lo sé que tenemos que salir de aquí, pero yo me refiero a la situación, ¿no ves que está malherida?
Coyotzin cabizbajo. Kimo suspira hondo.
Continúa XXII
Por: Serner Mexica
Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".