La falacia de las candidaturas independientes (II de III)

Más cerca del abismo que del edén se encuentra Armando Ríos Píter. El otrora hombre del sistema en diferentes administraciones, cercano a los gobiernos de Fox, colaborador estrecho de José Ángel Gurría, Zeferino Torreblanca y Andrés Manuel López Obrador, ha construido una imagen de político moderno, concertador y pragmático que no logra demasiado entusiasmo entre la ciudadanía, quizá porque es percibido como un reciclado de la viciada clase política que todos conocemos. Sin embargo, con tantos tutelajes es difícil reconocer en Ríos Píter una opción “independiente”, en virtud de la sumisión manifestada por éste con cada jefe político en turno.

El idealista egresado de la UNAM, también salpicado de enseñanzas económicas neoliberales que caracterizan a su otra alma máter, el ITAM, sostiene la tesis de buscar entre los independientes al mejor posicionado y proponerlo como candidato único contra los otros candidatos de la burocracia de partidos.

En teoría, la propuesta podría resultar atractiva para el votante, quien ante el desfile abrumador de tantos aspirantes no reconoce la mejor opción. Especialmente porque dejar tantos nombres en las boletas representaría fragmentar el voto en favor del PRI, instituto político con una sólida estructura, experto en capitalizar el voto corporativo, duro y clientelar, sufragio que a priori siempre respalda la marca del tricolor. Pese a ello, no son los intereses ciudadanos los que mueven a Ríos Píter a formar una opción única entre las hordas de independientes, por ello la suspicacia.

Acostumbrado a las derrotas como estilo de vida, el economista guerrerense acumula en corto plazo una suma de tropiezos en las urnas luego de pretender la gubernatura y la candidatura a la jefatura de Gobierno, de ahí que se vea con escepticismo si la historia será diferente en esta ocasión.

Con cinismo y desparpajo, Ríos Píter es un falso independiente que quiere sonar sincero, a ello responde ofrecer como fortaleza su conocimiento del mecanismo en el que opera el sistema de partidos y del gobierno. Aunque en el discurso los argumentos académicos de Ríos Píter persuaden a algunos, la experiencia en el sistema no garantiza por sí misma la confianza de la ciudadanía y menos el logro de un gobierno más eficaz que aquellos generados en una estructura tradicional.

Ríos Píter está en la orfandad política, sin la mínima oportunidad de aparecer en las boletas, por eso las posibilidades de regresar al gobierno con Morena son más probables en los cálculos personales, pero por el momento debilita la credibilidad en la figura de candidatos independientes.

En un escenario contrario se encuentra la flamante “independiente” calderonista Margarita Zavala. La expanista, arrinconada por la codicia de Ricardo Anaya, avanza a un escenario incierto, donde la habilidad de su marido, Felipe Calderón, se pone de nuevo a prueba.

Calderón es un hábil operador político, con todo el colmillo retorcido. Entre sus trofeos está el haber roto la tradición de que el presidente de la República elija a su sucesor.  Se impuso con el apoyo de la maquinaria de Acción Nacional, que conoce perfectamente, toda vez que fue presidente del partido; así logró arrebatarle a Fox su intención de postular a Santiago Creel.

Además, Felipe Calderón, astuto animal político conocedor de las fortalezas y debilidades de sus adversarios, sabe cómo utilizar la guerra sucia y la propaganda negra (por ejemplo: haiga sido como haiga sido; AMLO, un peligro para México, etcétera). Así que, si éste pretende resucitar políticamente e imponer tras las faldas de su mujer la vigencia de su modelo político, no hay que dar por muerta a la cándida Margarita. Los contactos de Felipe pueden funcionar para poner en la carrera presidencial la precampaña de su mujer.

La lista de independientes creció, ahora casi un centenar de aspirantes buscará cumplir los exigentes requisitos del órgano electoral, será entonces cuando se depure el proceso y aparezcan los sobrevivientes que logren obtener el casi millón de firmas. Así el panorama, la ruta de los independientes se presagia dura y sinuosa, finalmente el proceso puede evaluarse como un experimento de acierto-error que está por probar su legitimidad y representatividad, a fin de ser considerada la mejor vía ciudadana para acceder al poder.

En nuestra última entrega de esta serie hablaremos de algunos personajes pendientes y de la aparición de rostros nuevos en otros cargos, que jugarán con la playera del equipo de los independientes, bueno, si antes no nos arrojan al abismo.

@mariopuma

Por: Mario Ortiz Murillo

Maestro en Estudios Regionales, realizó estudios de Marketing político y gubernamental. Académico, periodista y sociólogo urbano; amante de los mejores y peores lugares de la Ciudad de México, a la que pensó que le venía mejor rebautizarla como Estado de Anáhuac que CDMX. Desertor de la burocracia convencido de la poderosa energía de la sociedad civil y marxista especializado en la corriente Groucho (Marx). De profundas raíces fronterizas chihuahuenses, se siente más juarense que Juan Gabriel, aunque ninguno de los dos haya nacido en la otrora Paso del Norte. A punto de doctorarse, le ha faltado tiempo (y motivación) para lograr el grado. Observador de la política nacional e internacional que siempre le resulta un espectáculo más divertido que la más sangrienta de las luchas de la Arena Coliseo. Entre los personajes que más ha respetado en la política se encuentran Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Olof Palme, Willy Brandt y Fidel Castro. Todavía sueña que en este país la izquierda merece una oportunidad para llegar a la Presidencia de la República; espera verlo antes de morir.






EL ABISMO - Mario Ortiz Murillo

Maestro en Estudios Regionales, realizó estudios de Marketing político y gubernamental. Académico, periodista y sociólogo urbano; amante de los mejores y peores lugares de la Ciudad de México, a la que pensó que le venía mejor rebautizarla como Estado de Anáhuac que CDMX. Desertor de la burocracia convencido de la poderosa energía de la sociedad civil y marxista especializado en la corriente Groucho (Marx). De profundas raíces fronterizas chihuahuenses, se siente más juarense que Juan Gabriel, aunque ninguno de los dos haya nacido en la otrora Paso del Norte. A punto de doctorarse, le ha faltado tiempo (y motivación) para lograr el grado. Observador de la política nacional e internacional que siempre le resulta un espectáculo más divertido que la más sangrienta de las luchas de la Arena Coliseo. Entre los personajes que más ha respetado en la política se encuentran Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Olof Palme, Willy Brandt y Fidel Castro. Todavía sueña que en este país la izquierda merece una oportunidad para llegar a la Presidencia de la República; espera verlo antes de morir.