La estrategia de infiltración política en Hidalgo

“La oposición, impedida de operar como antaño en todos los procesos electorales, puede frenar las acciones políticas morenistas a través de la infiltración política de candidatas y candidatos veletas, lo cual puede ser una nueva estrategia de control político”.

Por vez primera el autoritarismo de los partidos del antiguo régimen tiene un contrapeso que ha impedido que los mecanismos de control político incidan en los resultados de la elección del 2 de junio.

Y es que, durante décadas, los partidos del antiguo régimen en Hidalgo aseguraron los procesos electorales a través de mecanismos de control político que se operaban desde las instituciones públicas bajo las órdenes del gobierno estatal para regular y dirigir la forma y contenido de las demandas sociales. El sistema de prebendas en tiempos electorales trazaba contubernios y lógicas de control electoral operados desde Palacio de Gobierno.

Los tiempos han cambiado, pero no tan radicalmente. La falta de encuestas que solían informar sobre la intención de voto de la ciudadanía a favor de los partidos de la vieja política, como el PRI y el PAN, tiene su explicación: ya no controlan las instituciones de gobierno, por lo que la democracia electoral es contrapeso de la degradación política que ha sufrido la autocracia partidista del antiguo régimen.

El papel que jugó el control institucional en los procesos electorales lo vivió en carne propia el actual presidente de México, pues mientras las fuerzas de izquierda no pudieron depurar el control del aparato de Estado, invariablemente experimentaron reveses en las elecciones, precisamente porque el control del voto provenía del control institucional.

La imposibilidad de controlar las instituciones en el Estado explica la estrategia de infiltración política de las fuerzas políticas del antiguo régimen en las estructuras de gobierno en Hidalgo y en el posicionamiento de candidatos que cuentan con un historial ambivalente o de gatopardismo. Es decir, la infiltración política del antiguo régimen en Hidalgo pretende incrustarse y fragilizar al gobierno de Julio Menchaca.

El exceso de confianza que parecen experimentar las y los candidatos de Morena Hidalgo es inaceptable en la antesala de este proceso político; la vehemencia con la que se disputaron las nominaciones reveló que las fuerzas que querían una candidatura daban por sentado que jugar en Morena y por Morena garantizaba el triunfo.

La oposición, impedida de operar como antaño en todos los procesos electorales, puede frenar las acciones políticas morenistas a través de la infiltración política de candidatas y candidatos veletas, lo cual puede ser una nueva estrategia de control político.

Existe más de una forma de pelar un pollo, por lo que no es extraño que las formas de infiltración política advertidas por López Obrador acuartelaran a la cúpula de Morena Hidalgo, que por todos los medios trató de darle cauce a la contienda interna, sin lograr acuerdos sustantivos que pudieran calmar a las fuerzas vivas del partido.

La oposición va a contracorriente, por ende, la estrategia de infiltración que ha dado luces en Tepehuacán de Guerrero puede alterar la correlación de fuerzas políticas, utilizando el color guinda desde el mimetismo y el gatopardismo del titiritero.


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