La radiografía política en un momento donde Claudia Sheinbaum pretende instaurar un nuevo orden político en la nación basado en la inclusión y horizontalidad social en el acceso y generación de oportunidades con bienestar ya experimenta los primeros datos de un creciente obstruccionismo político por la élite del poder y su contraofensiva política.
El tercer año de Julio Menchaca en el poder ha iniciado, entre otras cosas, con las arenas políticas que inciden al interior del partido guinda y que expusieron el liderazgo de Marco Rico frente a Luisa Alcalde, quien debe haber tenido una reunión de control político con el líder de Morena Hidalgo para dejar claros los alcances del cierre de filas que ha exigido en el partido guinda antes y durante su ascenso como presidenta Claudia Sheinbaum.
Frente al obstruccionismo político de la élite del poder del antiguo régimen se ha gestado una contraofensiva política que se encuentra utilizando a la estructura burocrática del Poder Judicial que aún le pertenece para frenar la reforma política, contrariando el proceso de su aprobación en el Congreso y como enfrentamiento directo al Poder Ejecutivo.
Esta atmósfera esconde un propósito mayor de la élite política del antiguo régimen. Se trata de un freno de involución política que permita el reagrupamiento del PRIAN para ganar tiempo y plantear una verdadera estrategia política que haga operativo el obstruccionismo político al gobierno de Claudia Sheinbaum.
Del freno a la reforma, a la aparición de la Iglesia católica
Frente a la impericia de Norma Piña para frenar la reforma al Poder Judicial, el circuito de ministros y jueces de la estructura burocrática del Poder Judicial ya logró poner un traspié legal para dar la pelea al gobierno de Sheinbaum Pardo. En este trazo obstruccionista, la dilatación del Poder Judicial es directamente exponencial al grado de operatividad del gobierno de Morena, por lo que cerrar puertas jurídicas implica abrir el poder de la oposición de la derecha al control de espacios dentro del aparato de Estado y maniatar las acciones de gobierno.
La Iglesia ha hecho su parte en este encontronazo de la élite del poder del antiguo régimen. Recordemos que la élite del poder del antiguo régimen es cercana y nutre históricamente decisiones de Estado a través de la presencia de la Iglesia. En este trazo, la Iglesia católica ha hecho un llamado a los políticos a “no fracturar la unidad de la nación”. ¿Por qué el gobierno de Sheinbaum Pardo habría de fracturar la unidad de la nación cuando lo que ha hecho es crear programas de bienestar para el pueblo?
A través del semanario “Desde la fe”, la Iglesia católica indicó que “la paciencia es una virtud que camina de la mano con la esperanza”. ¿Se referirá a que el gobierno de Claudia Sheinbaum debe tener paciencia al obstruccionismo anticonstitucional de la estructura burocrática del Poder Judicial y la contraofensiva de la élite del poder del antiguo régimen que no busca ni paz ni armonía social y, mucho menos, esperanza?
La progresión de la contraofensiva de la derecha en México ya moviliza al clero y activa a los sectores de golpeteo de la sociedad civil que es proclive. Se trata de un proceso de desestabilización política y social que permea en todo el país con diferentes arenas de beligerancia y conflictividad.
En el gobierno de Julio Menchaca, la alianza PRIAN-MC+PT/GU es una evidencia palpable de que a diferencia de lo que señala la Iglesia católica sobre la “paciencia”, lo que ya se le agotó a la derecha es precisamente la paciencia y, ahora, ha llegado el momento de que el golpeteo político y la beligerancia social tomen el lugar de una reacción de contraofensiva política.