La dirigencia nacional del PRI se aferra a los lixiviados

Nunca, en la historia del PRI, ha habido una dirigencia tan gandalla, tan confrontada con liderazgos nacionales y, por supuesto, con el descrédito de su militancia, que lo ha manifestado en todas las campañas en las que la dupla Moreno-Viggiano ha metido las manos.

Durante los últimos días mucho se ha leído sobre la posibilidad de que en el marco de la Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional se pueda poner sobre la mesa, por enésima vez, la modificación de los estatutosy, con ello, la sugerencia de Alejandro Moreno de permanecer 4 años más al frente de lo que queda del PRI.

Por increíble que parezca, por inverosímil que resulte, así se las gasta Alito Moreno y su pandilla, quienes son y serán los responsables de llevar al PRI al despeñadero de la manera en que estrepitosamente han caído. Nunca en la historia de este partido ha habido una dirigencia tan gandalla, tan confrontada con liderazgos nacionales y, por supuesto, con el descrédito de su militancia que lo ha manifestado en todas las campañas en las que la dupla Moreno-Viggiano ha metido las manos.

Parece que no han entendido que su oportunidad de demostrar capacidad ya quedó atrás desde hace mucho tiempo, ya acabaron con casi todo lo que tenía el partido tricolor, todo lo que tocan lo convierten en arena y tal parece que ya no les queda otra más que jugársela con la suya, es decir, aferrarse a los lixiviados priistas y succionar lo poco que les queda.

No es cosa menor si se habla de que hace sólo unos años aún tenían el control de estados importantes. Durante su mandato se perdieron entidades que históricamente fueron bastiones como el Estado de México e Hidalgo y en todos los espacios que perdieron acusan traición, acusan sin pruebas a todo mundo. Señalar significa una reflexión simplista para una dupla perdedora que no ha sido capaz de hacer una autocrítica seria y profunda porque, de haberlo hecho, Alejandro Moreno tendría que reconocer las expresiones que hizo sobre Viggiano cuando era candidata a la gubernatura.

La dirigencia nacional no tiene interés en fortalecer el partido ni les ha importado perder en las urnas estrepitosamente, es más, ni siquiera su fiel militancia les representa empatía y, por si fuera poco, parece que no conocen la dignidad, ya que de haber querido hacer algo por su partido se hubieran hecho a un lado desde hace mucho tiempo, pero por supuesto que no quieren perderse la posibilidad de seguir cobrando buenas prebendas económicas ni dejar de ocupar los poquitos espacios que les otorga la posición que ocupan.

Tomando en cuenta estos factores, parece que Morena jamás se imaginó tener una debilitada oposición tan a modo, jamás creyó que el priismo fuera capaz de caer tan fácil como ha ocurrido gracias a la inoperancia de AlitoMoreno y Carolina Viggiano, porque es evidente que nunca estuvieron a la altura de un partido que, aún con sus yerros, fue hace algún tiempo todo poderoso.

Diversas expresiones como las de Dulce María Sauri o Manlio Fabio Beltrones, y en lo local como José Antonio Rojo, es más, hasta el histórico cascajo priista por fin levantó la voz para referir que están en contra de la reelección de Alejandro Moreno. No puede ser que una sola persona pueda más que miles de manifestaciones de repudio por todo el país.

El viejo dinosaurio muere lentamente y aún con un cambio de dirigencia se ve difícil que puedan medianamente recuperarse, lamentablemente para ellos los enemigos estuvieron adentro y desde ahí apagaron el switch de casi 100 años de historia.

La militancia priista grita desesperadamente que no haya reelección. Mientras que el partido en el poder desea que ahí se quede por toda la eternidad, porque jamás tuvieron un enemigo político tan a modo.


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