Nietzsche advirtió el crepúsculo de los ídolos dando fin a la cabeza de la hidra, pero solo momentáneamente porque esos ídolos, u otros nuevos, volverán, tarde o temprano, desde el inframundo para seguir su camino mítico entre los mortales.
¿Cuáles son las evidencias y efectos sociales de la pandemia como lecciones para la humanidad? La jerarquización solo es posible enunciando la brutalidad de la fatalidad de la muerte.
La muerte se asoma en cifras, pero no en historias de vida y dolor; el dolor social frente a la muerte no es parte de los números de la pandemia en los noticiarios, virtuales o no.
¿Por qué la muerte no es parte de las cifras? La racionalización es lógica: para los gobiernos y las élites del poder político y económico, la cifra-muerte no se dimensiona como historia de vida de los que mueren en la mente, sino se convierte en expresiones numéricas que la mente no representa cuando su expresión aritmética sobrepasa su racionalización inmediata, es decir, ¿crees que podrías representar a 2 millones de personas muertas en el planeta y sus rostros?, ¿crees que podrías representar los más de 160 mil muertos en México con sus nombres e historias de vida?
Entonces las cifras se vuelven granos de arena que juntos o divididos siguen siendo granos de arena, por lo que la imagen de la muerte se vuelve distante, ajena, incluso antípoda de la verdad miserable y cruenta que vivimos.
En estos pasos perdidos se esconde frente a la muerte la desigualdad social, aquella que hemos naturalizado y que poco o nada nos preocupaba mientras no se precipitaba la muerte con la vehemencia con que hoy se presenta. Entonces la pobreza no estorbaba, entonces la estratificación social era una consecuencia lógica de la “selección natural del mercado”, entonces la explotación era una condición lógica de un sistema que “le da a cada quien lo que merece”.
Pero hoy, frente a la muerte, el orden sistémico se desvela como el opresor cruento y sangriento en manos de grupúsculos que hacen de la vida una mercancía, como siempre lo han hecho; de Estado a Estado, de pueblo a pueblo y de estrato a estrato haciendo de la desigualdad el primer piso de la muerte.
Al final, las cifras siguen siendo cifras.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
