¿La derrota de la ideología en Morena?

El hecho de que Marco Rico sostenga que la adhesión política de Onésimo Serrano provino de una decisión nacional, deja abierta la puerta de la especulación de que él no asume su pleno papel de líder guinda, por lo que la pregunta de forma y fondo es ¿quién dirige a Morena en Hidalgo?

Una de las mayores críticas que puede experimentar el ascenso de la izquierda como expresión de gobierno y poder político en México, desde AMLO a Claudia Sheinbaum, estriba en que la formación de sus cuadros políticos desde la lucha histórica es mínima. En este trazo, la ideología de izquierda en Morena apenas está en construcción y la indefinición política de sus filas comprueba la peligrosa amalgama de su tejido político que no acaba por consolidar el perfil histórico de su ideología.

 

En esta atmósfera, la izquierda presenta una atomización, confusión e, incluso, una dispersión anárquica de ideas que no expresan, en modo alguno, el sentido y vector de lo que Karl Marx llamó la conciencia del papel de transformación del materialismo histórico para extinguir la explotación del hombre por el hombre y crear una sociedad socialista.

 

Es verdad expresa que la izquierda en América Latina sufrió y atravesó por episodios de lucha social dramática, incluido México, donde fue proscrita por querer crear un orden sistémico distinto al del capitalismo y su dominación política en busca de la igualdad y horizontalidad de oportunidades sociales. El caso de la izquierda chilena de Salvador Allende Gossens y el golpe de Estado que depuso su gobierno es emblemático.

 

El ascenso de la izquierda en México se presenta como un proceso de hibridación política, donde su amalgama, lo mismo se integra por miembros que pertenecieron al PRI, PRD, PT, organizaciones obreras y de la sociedad civil sin matices políticos claros, estudiantes e intelectuales marxistas, un pequeño sector de anarcosindicalistas e, inclusive, socialdemócratas (sin tomar en cuenta a aquellos que no saben a qué juegan y los que están por intereses personales).

 

Es esta conformación polivalente de su tejido político la que proporciona elementos para entender la debilidad de Morena, primero como movimiento político y después como partido. ¿A qué se debe esto?, la respuesta tiene aristas, pero sobresale:

 

I. La conformación de una lucha y resistencia antisistémica para deponer al antiguo régimen, donde no había tiempo para instruir al contingente en el pensamiento político de izquierda.

 

II. La lejanía de los intelectuales y activistas de izquierda como Enrique Dussel, Pablo Gómez o la misma presidenta Claudia Sheinbaum de la masa política y su fuerza.

 

III. La necesidad expresa de tomar el poder aún a costa de la debilidad ideológica y transformar al sistema político antidemocrático.

 

IV. “Si no era ahora, ¿cuándo?”

 

Hidalgo condensa, en el epicentro de los vínculos del gobierno de Claudia Sheinbaum, uno de los baluartes políticos en la consolidación de Morena. Esto debido a que si una realidad política resulta contundente -como lo ha sido también en el Estado de México- el haber reducido a su mínima expresión a la derecha y extinguir sus bastiones políticos, es la mejor probeta de ensayo político que caracteriza la radiografía del ascenso de la izquierda.

 

Sin embargo, es innegable que cuando una fuerza política es una amalgama de vectores intrincados con intereses disímiles se requiere un poder de conducción total de su base dirigente para que no se extravíen y no se autoinfrinja una derrota política, precisamente porque su debilidad de conciencia política e ideológica son el componente de esta atomización de fuerzas.

 

Cuando Omar Fayad fue designado embajador de México en Noruega y AMLO expresaba que todos podían sumarse a Morena, se abrió la caja de Pandora a la infiltración, al despropósito político y a la derrota ideológica, porque se mandaba un mensaje de una confusa amnistía política.

 

En los corrillos públicos el hecho de que se enuncie que Sergio Baños podría pasar a Morena y que, de facto, Marco Rico sostenga que la adhesión política de Onésimo Serrano provino de una decisión nacional, dejando abierta la puerta de la especulación de que él no asume su pleno papel de líder en Morena Hidalgo, otorga bases al cuestionamiento de que en Morena “ni son todos los que están, ni están todos los que son”. La pregunta de forma y fondo estriba en ¿quién dirige a Morena en Hidalgo? Algo es claro, la derrota de la ideología es más que un asunto semántico y, quizá, David no sepa dónde está Goliat.


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