El debate presidencial de hace unos días evidenció que la política requiere candidatas y candidatos intelectualmente preparados. Y es que la oriunda de Tepatepec, Xóchitl Gálvez, pudiendo hablar de la reivindicación de los pueblos originarios, de la refinería de Tula y sus proyecciones para sanear el medio ambiente, decidió enfocarse en atacar a su contrincante, Claudia Sheinbaum.
Entre otros calificativos que Gálvez lanzó contra la candidata de Morena estuvo el de “dama de hielo”, con la intención de hacerla ver como insensible a la realidad social; además, se refirió a tragedias como el accidente en la línea 12 del metro de la Ciudad de México. Sin embargo, y en lo que pensó que sería un acierto para finalizar su participación en el debate, tuvo el garrafal descuido de mostrar la bandera nacional de cabeza.
El nerviosismo de Xóchitl Gálvez y la estrategia del miedo que replican Carolina Viggiano y Francisco Olvera, muy en su papel de oposición del partido en el poder, son fiel reflejo de una campaña que inició con el pie izquierdo y prueba de que la vieja política no ha aprendido nada de sus tropiezos.
Por si fuera poco, Gálvez terminó el debate señalando: “No tengo partido”, mensaje devastador porque refrenda el rechazo que siente por la partidocracia y en especial por el PRI, con el que al inicio de la campaña tuvo un desencuentro al decir sobre Alejandro Moreno: “Es lo que hay”, error que marcaría la forzada convivencia ente tricolor y el albiazul.
Esta cadena de fallos de Xóchitl Gálvez se ha replicado en Hidalgo, donde la fractura entre el PRI y el PAN pronostica su derrota el 2 de junio. Y es que la alianza opositora carece de autocrítica y es víctima de sus propios integrantes, que se han distinguido por su autoritarismo y verticalidad de cúpula, manteniendo en el olvido a la militancia.
El debate presidencial fue convertido por Xóchitl Gálvez en un huracán de pasiones centrado en la lucha contra la corrupción, pero en realidad las estelas de la vieja política no han desaparecido en Hidalgo. Los exalcaldes y políticos de esa vieja guardia que hoy es oposición han incurrido en la malversación pública, corrupción y peculado, y son responsables de la pobreza que vive la mayoría de hidalguenses.
Los yerros en el debate presidencial provocaron en la oriunda de Tepatepec una reacción enconada que llevó a la recomposición de su equipo de comunicación política, cortando cabezas como si se tratara de la época de Robespierre y el terror en Francia, por lo que el patíbulo y la guillotina se unen a la campaña estratégica del “miedo” que ha utilizado para convencer al electorado.
La dama del yerro fue congelada por la dama de hielo.