La circunstancia política de Israel Félix

Israel Félix fue el hombre fuerte de Omar Fayad; sin embargo, a la mitad de su sexenio decidió salir del gabinete, no renunció al PRI ni se adhirió al GPI y decidió seguir su camino por su cuenta. Parece que se quedó fuera de la jugada, y aunque hoy su futuro se ve complicado y cuesta arriba, aún tiene mucho tiempo para poder recomponer.

Las circunstancias políticas actuales nos permiten ver una nueva generación en la clase política que empieza a aplastar a sus antecesores y que ahora, instalados en el poder, se empiezan a visualizar haciendo huesos viejos. Hace apenas unos años el panorama era otro, pero la inercia morenista modificó de tajo los nuevos caminos por los que ahora corren las decisiones importantes.

 

Es importante recordar que, apenas hace unos años, una clase política en el poder se asumía toda poderosa, casi inalcanzable, apropiándose de los espacios y de los excesos que otorga estar en el lugar de las decisiones, en busca de seguir construyendo un imperio y un camino para un solo rey, nos referimos a Israel Félix Soto.

 

Toda la clase política y la sociedad civil conoció del poder que le concedieron al exalcalde de Mineral de la Reforma tan pronto Omar Fayad fue candidato a gobernador. A partir de ahí, siempre se vio con la posibilidad de ser el sucesor del ahora embajador y comenzó a ejercer un poder y control que, hoy se sabe, le terminó jugando en contra en sus intenciones de buscar ser el titular del Poder Ejecutivo.

 

Podríamos decir que no supo administrar ni el control ni el poder. Y es que lejos de ayudarle a su mentor a construir puentes de crecimiento, por el contrario, era la mano ruda de la administración estatal, que al final le terminó abriendo muchos frentes que jamás pudo enderezar.

 

Como parte del gabinete se creó una Secretaría a su merced para que desde ahí pudiera articular sus convenientes pretensiones. Casi todo el gabinete le hacía reverencias y su palabra era ley, nadie capaz de contradecir sus decisiones aunque no fueran políticamente correctas.

 

A la mitad de la administración estatal, cuando se encontraba en los cuernos de la luna, tomó la sorpresiva decisión de dar un paso al costado para seguir su camino por su cuenta. Mucho se habló y se rumoró sobre el rompimiento que tuvo con el entonces gobernador Omar Fayad, quien con oficio dijo que nunca hubo rompimiento, simplemente que había decidido caminar por su lado.

 

Pero aunque Israel Félix decidió salir del gabinete, siempre contó con el apoyo de su jefe político. Siempre estuvo en la operación de muchas decisiones de gobierno aún estando fuera del Poder Ejecutivo. Como aspirante a la alcaldía de Mineral de la Reforma las cosas seguían en las mismas condiciones, tendría todo el apoyo del poder del estado para lograr escalar a la alcaldía minarelense.

 

Ya instalado como presidente municipal, el entonces gobernador se la pasó haciendo agenda en ese municipio por muchos días. Era un mensaje claro de que los afectos estaban ahí y ayudó a aminorar las diferencias que propiciaron su salida del gobierno.

 

Pero con el paso del tiempo, y una vez que la candidatura a la gubernatura no fue para él, entonces empezaron a quedar sueltas muchas piezas del rompecabezas, que derivó en la renuncia de Fayad y su grupo político del PRI, con pocas excepciones, entre ellas las de Israel Félix, quien decidió mantenerse al margen del grupo formado por el embajador, nos referimos al GPI.

 

Después de esta decisión la distancia fue mucho más marcada, el alcalde de Mineral no vio futuro político en ese nuevo proyecto y decidió caminar políticamente por su cuenta. Siempre buscó acomodo en diferentes partidos políticos y ninguno tomó la opción de reclutarlo. Para la elección de este año buscó la posibilidad de ser candidato a senador, e incluso estuvo a horas de que lo anunciara con el Partido Verde, pero al final se cayó la posibilidad y se quedó fuera de la jugada.

 

Lo único que logró fue colocar a su secretario particular Guillermo Sanjuanero para que pudiera contender por la diputación local de Mineral de la Reforma, pero no hubo más. Ni él ni su esposa Shadia Martínez lograron colocarse en sus intentos por darle continuidad a su trayectoria política.

 

Hoy el panorama luce complejo, pero en política a nadie se le debe dar por muerto, porque la vida y las circunstancias van cambiando y eso es una máxima que se aplica en la política. Sin embargo, es un ejemplo de que la indisciplina, la rebeldía y la falta de visión no son las mejores consejeras. El futuro del joven Félix Soto, de aquel hombre poderoso, hoy se ve complicado y cuesta arriba, pero aún con mucho tiempo para poder recomponer.

 

EL CONSPIRADOR


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