Hay restaurantes que se convierten en lugares mágicos para la política, los elegidos para reuniones de trabajo en desayunos, comidas o cenas por razones misteriosas que alguien debe explicar alguna vez.
En Pachuca ningún restaurante le gana para la grilla al «Parador de San Javier», que algo tiene para ser el sitio ideal para reuniones de dirigentes de partidos, conferencias de prensa o bien para el manejo de signos de unidad y acuerdos que se mandan con reuniones que buscan siempre una cosecha de poder.
De fuerte influencia de cocina de la península ibérica, su tortilla española es muy buena y si es con jamón serrano mucho mejor y ni qué decir de su paella o codornices.
El lugar es amplio, limpio y con salones para las necesidades de su uso.
Desde hace mucho tiene mesas muy localizables que son como oficinas de personajes como Aurelio Marín, del que se sospecha compró ya su mesa para sus asuntos mientras desayuna.
Se supone que hay otros restaurantes con más nombre y carta de platillos como Sotero, cocina oficio; Puerto del Bife; Alimentari y otros, pero el Parador sigue siendo el preferido, aunque han surgido otros como el Tocks Aurrerá, donde se puede localizar muchos días de la semana a Natividad Castrejón personaje muy cercano a Julio Menchaca.
Y al parecer cada región del estado tiene su restaurante para la actividad política, con la notoriedad de que es en tiempos electorales cuando se nota más actividad.
Hace unos días se dio en Huejutla, en el restaurante siempre elegido para la grilla EL GALVÁN, una reunión de priistas distinguidos en torno a Carolina Viggiano, que fue arropada por la presencia del gobernador FAYAD y de los exgobernadores MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG, MANUEL ÁNGEL NÚÑEZ Y FRANCISCO OLVERA, PREVIO AL INICIO DE LA CAMPAÑA.
Del mismo modo se reunieron con ella seis alcaldes: de Mineral de la Reforma, Huazalingo, San Felipe, Jaltocán y Huautla y Yahualica.
Las notas informativas dicen que hubo funcionarios estatales, entre los que se distinguieron Simón Vargas, secretario de Gobierno, y gente de la contraloría y desde luego Julio Valera, presidente del PRI HIDALGO, y RUBÉN MOREIRA.
Una reunión en forma, con peso fuerte de los personajes que por sí mismos representan lo que ha logrado el PRI en cuanto a poder en el estado y con la intención clara de mostrar que los pesos pesados del PRI van en unidad con su candidata, y que si el mensaje se da en un escenario de enchiladas y cecina es para mostrarle a Menchaca que en esa región el partido tricolor es fuerte y unido.
Otra cosa es responder a la pregunta de ¿qué es lo que los une en esta batalla?, aunque no cuesta mucho ver que los intereses y el poder obran milagros, como este del restaurante Galván.
Llama la atención la presencia de funcionarios del gobierno estatal, sin ningún problema de legalidad pues fue domingo -día de descanso-, pero que pudiera encerrar mensajes cifrados relacionados con tricolores que han brincado del barco del Colosio y ahora navegan en embarcación Morena y que como todos tienen sus historias que pueden ser invocadas como facturas a pagar.
Todo esto como parte de aquello de «piensa mal y acertarás».
No olvidar que en política nadie muere del todo y que muchos que se pensaban idos resulta que están más vivos que nunca.
Y parece que es la hora de volver a la vida de muchos tricolores.
Y con ellos, los viejos modos de hacer política y manifestarse como grupo poderoso y fuerte, en los que los restaurantes juegan un papel muy importante como el Galván en la Huasteca, donde los tricolores se presentaron como una familia cariñosa en torno a las enchiladas y la cecina.
Las cosas no cambian, aunque quién sabe si den los mismos resultados.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.