El martes presentó su renuncia el Dr. Carlos Urzúa, en una cuartilla que de manera sucinta expuso los motivos para abandonar su encargo como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; aseguró que tuvo discrepancias con el presidente en materia económica derivadas de la toma de decisiones políticas sin sustento alguno, aunado a que le resultaba inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimientos sobre materia hacendaria.
La molestia del hoy exfuncionario se debió a las diferencias con el Plan de Desarrollo presentado por Andrés Manuel López Obrador, donde se asientan los ejes de la Cuarta Transformación y que colocan al jefe del Ejecutivo como omnisciente y omnipotente en las decisiones de la administración, pasando incluso por encima de expertos.
Al hablar de funcionarios con carencia de conocimientos hace referencia a Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía; Raquel Buenrostro, encargada de la Oficialía Mayor de Hacienda, quien quería tener el control de la SHCP y Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, enlace entre los empresarios y con quien el choque era muy evidente, al punto de que uno de los dos tenía que renunciar.
Urzúa decidió poner punto final a su trayectoria en el gabinete presidencial antes de que saliera a la luz el plan para salvar a Pemex, pues considera que la planta de Dos Bocas podría colapsar las finanzas públicas. Será sustituido por el hidalguense Arturo Herrera, quien deberá ser ratificado por el Congreso el 1 de septiembre.
Sin embargo, al maestro Herrera le faltan tres atributos sumamente importantes: no es doctor en Economía, no ha tenido puestos importantes en la materia y no tiene credibilidad entre la comunidad financiera internacional; estos tres elementos son los pilares de todo titular de Hacienda, puesto que su trabajo no sólo tendrá injerencia y repercusiones en México, sino en todo el mundo.
Ojalá que Arturo Herrera haga un buen papel y no se deje manejar por funcionarios serviles e incompetentes, que tenga voz de mando cuando se trate de economía, especialmente ante el presidente; si lo hace, podría superarse el bache en que se encuentran las finanzas públicas, de lo contrario el panorama financiero no pinta nada bien.
Por: Armando Nieto Hernández
Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.