A partir del final de la Segunda Guerra Mundial y en su lucha por contrarrestar la “amenaza“ comunista, Estados Unidos comenzó a edificar un orden internacional basado en la creación de instituciones internacionales que se encargaran de “mantener” la paz y la democracia a lo largo del globo. Obviamente, su patio trasero, como ellos suelen decirnos, no sería la excepción. Es así que en 1948 se crea la Organización de los Estados Americanos (OEA), organismo con la intención de velar por la justicia y el entendimiento entre los países de nuestro continente, siempre buscando mantener contento a su papá en el norte… pero eso no lo mencionan.
En este sentido, a lo largo de los años hemos visto como la OEA se ha alineado con los intereses de Estados Unidos en diversas problemáticas y ha salido como la organización “buena” y “mediadora” en el continente; sin embargo, con la paulatina caída de Estados Unidos como país que impone un orden hegemónico, la institución antes mencionada también ha perdido legitimidad.
Esta situación quedó evidenciada recientemente en los conflictos que generaron las elecciones en Venezuela, donde la OEA no sirvió para absolutamente nada y los que tuvieron que salir a dar la cara como mediadores fueron las naciones de corte progresista que han formado un nuevo bloque diplomático: Brasil, Colombia y México. Este bloque se encargó de tranquilizar a los países occidentales (Estados Unidos y Europa) así como de exigir resultados por parte del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela.
Más allá de la función mediadora que tuvieron durante este conflicto, es pertinente analizar la posición que ha ido erigiendo uno de los países antes mencionados: Brasil. Y es que en lo que va de siglo, este país ha construido una posición política y económica de respeto, alineándose a las políticas que han desarrollado sus socios comerciales y moldeando una institución alternativa que permita la soberanía nacional, así como la libertad de acción de las naciones miembro, estos son los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Este organismo, que comercial y demográficamente hablando es magnánimo, se presenta ante el sistema internacional como un orden alterno al que Estados Unidos ha reproducido, en el cual no es necesario que ciertas naciones sean perjudicadas para que otras puedan desarrollarse enormemente. Por otro lado, en el ámbito político, los BRICS han buscado respetar las decisiones de cada gobierno y la soberanía de sus miembros.
A este respecto, con el reciente ingreso de 5 naciones al organismo, pronto Brasil podría tener el poderío político y económico para conformar una institución de Estados pertenecientes al continente americano, que no esté subordinada a las decisiones de Estados Unidos y en la que se vele por una resolución justa de los conflictos. Organismo cuyas bases se habrán sentado en la mediación que tuvieron los países antes mencionados en Venezuela.
Por otro lado, viendo el enorme desarrollo económico que ha tenido Brasil gracias a su alianza con los BRICS, ¿podría México en algún momento formar parte de este grupo y deslindarse de su dependencia estadounidense? Lamentablemente, en un corto plazo, no. Tanto nuestro vecino del norte como nosotros, somos dependientes económicamente debido a la gran cantidad de exportaciones e importaciones que se realizan anualmente, por lo que un movimiento de esta clase significaría la ruptura de relaciones con Estados Unidos y, por lo tanto, una debacle económica sumamente grave para nuestro país.
Sin embargo, como fue dicho anteriormente, Estados Unidos está atravesando un pésimo momento económica y políticamente, por lo que, si se mantiene esta tendencia, tal vez dentro de unos años nuestro país pueda negociar tanto con el vecino del norte como con los BRICS, el ingreso a este último y es probable que, para ese momento, Estados Unidos no pueda hacer absolutamente nada.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.
