La reforma sobre el Poder Judicial ocupa el epicentro de un complot que ha trascendido a Washington, donde ya se orquestan las reacciones de la impotencia que presentan los grupos de la oposición en México que iniciaron frente a la derrota del 2 de junio y la carencia de conducción política de sus expresiones partidistas del fracasado PRIAN-PRD(RIP).
En la visita a Hidalgo, Ken Salazar, embajador de Estados Unidos, y Julio Menchaca, gobernador de alternancia política de Morena, perfilaron el diálogo sobre la teoría de la seguridad prospectiva y la praxis de la seguridad estratégica. En los puntos nodales, se cifró el desmantelamiento de grupos delictivos y la proyección de la capacitación de programas de avanzada para los cuerpos de seguridad.
El encuentro entre Ken Salazar y Julio Menchaca causó relevancia no sólo por la investidura del político norteamericano, sino porque México atraviesa por un profundo cuestionamiento de la estructura del Poder Judicial en una matriz de eficiencia de logros y alcances históricos dentro de su reforma, que ha causado conmoción en la oposición porque es la última institución que le sirve y condensa los resabios de su poder.
Empero, frente al vertiginoso empoderamiento que presenta Claudia Sheinbaum y el despliegue del Plan C en la reforma del Poder Judicial, los pronunciamientos de “preocupación” de Ken Salazar ya conjugaron declaraciones del gobierno de Estados Unidos y Canadá a título de amenaza velada sobre el Tratado de Libre Comercio que tienen suscrito México/EE.UU./Canadá. Esta intervención petulante, nos ilustra y recuerda que el colonialismo no sólo no ha desaparecido, sino que se ha transformado en la mutación del intervencionismo, que lo mismo se presenta en la intrusión y control de la tecnología, las asimetrías del poder de la alta banca internacional y su control crediticio sobre países menos favorecidos (en vías de desarrollo), en la penetración cultural e ideológica de sus modelos políticos y las estupideces de Hollywood, así como en la complicidad con los grupos y élites económicas que controlan a la clase política nativa en México.
En términos estrictos, la maquinación de un complot político que acompaña Washington prohíja nexos de complicidad con la burguesía nativa mexicana que ha visto en peligro sus privilegios frente a la inoperancia de su clase política que, en descomposición y desbandada, no puede proteger los intereses económicos y granjerías jurídicas porque está a punto de perder el control del Poder Judicial. Ello traza un plan reactivo que vino precedido de años de una campaña mediática en contra del gobierno de López Obrador, con anuncios como: “México se convertirá en Venezuela”, “el gobierno te quitará tu propiedad”, “México tiene miedo”, “vamos a la bancarrota”.
Frente a la nulidad de la propaganda del antiguo régimen que culminó en la estrepitosa derrota del 2 de junio, el complot desde Washington pretende crear una ventana de angustia social en la que sólo existen patrañas y argucias inverosímiles que intentan causar inquietud y desconcierto sobre las y los mexicanos.
Caer en suposiciones estúpidas como que México se convertirá en Venezuela, sólo las podría creer Nicolás Maduro porque es poco ilustrado; o bien, asumir que el gobierno de López Obrador te quitará tu propiedad (cosa que jamás sucedió) y que ahora lo hará el gobierno en turno de Claudia Sheinbaum (que tampoco sucederá) es una chabacanería o chacota; o tal vez, que las y los mexicanos viven con miedo y los vemos salir a fiestas, festejar en los antros, ir de vacaciones, salir al parque, es inverosímil, y mucho más pensar que el país va a la bancarrota, cuando las macro obras como el tren AIFA-Pachuca marca para las Rutas de la Transformación el trabajo cierto de la comunión del gobierno federal con el gobierno de Hidalgo.
Es necesario que la 4T despierte la conciencia social. Así como no puede haber gobierno rico y pueblo pobre, tampoco debe haber gobierno ilustrado y pueblo en la ignorancia; para que declaraciones como las de Ken Salazar no causen incertidumbre y pretendan esconder el complot desde Washington que apoya la reacción virulenta de una oposición derrotada.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
