Con la salvedad del municipio de Cuautepec, donde se instaló el Concejo Municipal que encabeza Regino Rodríguez, en el resto de los 83 municipios tomaron protesta las y los alcaldes que fueron electos y, de los cuales, más de 50 ayuntamientos serán gobernados por Morena los próximos años, lo que significa que la confianza de la ciudadanía por el partido en el poder fue abrumadora, con la esperanza de arrancar de raíz los viejos vicios políticos.
El hecho de que Morena gobierne en la mayor parte del territorio de Hidalgo, sin duda, significa una alta responsabilidad para los gobernantes, ya que prácticamente con confianza ciega, las y los hidalguenses votaron por un cambio y por una mejor gobernanza que han anhelado desde hace muchos años. Así es que las y los alcaldes tienen sobre sus hombros un peso muy alto en el quehacer gubernamental, porque ahora quienes gobernarán los municipios estarán en la mira del escrutinio y la observación social.
Pero, además, tendrán que caminar con disciplina de la mano del mandatario estatal, Julio Menchaca, para que Hidalgo encuentre el camino de desarrollo que tanto lo requiere, es decir, nadie se puede ir por la libre, porque en política la forma es fondo y es evidente que en este primer escenario favorable para Morena deberán dejar un buen sabor de boca para darle continuidad al proyecto del segundo piso de la transformación.
Cada paso que den las y los alcaldes entrantes será observado y revisado con lupa, porque, sin duda, una de las banderas que enarbola la cuarta transformación es el combate a la corrupción, de tal manera que no se pueden equivocar porque la factura podría ser de un alto costo político.
Por otro lado, deberían ser cuidadosos- porque no lo han sido- por tener gabinete paritario, lo que incluso ya está establecido en la ley, de tal manera que muchos ayuntamientos tendrán que replantear a su equipo de trabajo de primer nivel porque no se están cumpliendo las cuotas que deben caminar de la mano de la legalidad y, por el contrario, pareciera que hay un retroceso en la lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres.
El inicio es alentador; sin embargo, no deben confiarse porque por el hecho de formar parte del partido en el poder no están exentos de ser señalados o estarán ajenos a ser exhibidos cuando realicen una mala práctica administrativa. Querían el poder, ya lo tienen y ahora deberán honrarlo principalmente ante la confianza de la ciudadanía.
Del lado del Congreso local, de igual manera la expectativa es muy alta, debido a que, de entrada, la presidencia de la Junta de Gobierno ha regresado a estabilizarse por tres años de manera consecutiva, lo que significa que tendrán tiempo para realizar un trabajo con mayor planeación y con una mayoría de diputadas y diputados, en teoría no tendrán por qué causarle inquietudes al jefe político del estado.
En el presidente de la Junta de Gobierno, Andrés Velázquez, se ha visualizado a un hombre de buenas formas, respetuoso, educado, conciliador y dispuesto a la construcción de acuerdos a través de la apertura al diálogo, pero tendrá que tener mucho cuidado con perfiles como el de Marco Antonio Mendoza, diputado del PRI, porque lamentablemente mientras esté detrás de él la secretaria general del CEN y senadora de la República, Carolina Viggiano, no se le puede conceder ni un ápice de confianza.
La 66 Legislatura será de igual manera un área de oportunidad para el partido guinda y, sobre todo, tendrá que demostrar altura política, porque se vienen decisiones trascendentales emanadas desde el ámbito nacional y que tendrán el reto de superar a la legislatura saliente, porque de no ser así sería un fuerte descalabro.
EL CONSPIRADOR