Mientras se avecinan las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y Estados Unidos le da una bofetada a China en las negociaciones de un acuerdo comercial, los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre el desempleo en el primer trimestre del año parecen comenzar a dibujar un clima de éxito económico de cara a 2018.
El INEGI ha informado este viernes que el desempleo sólo fue de 3.3% de la Población Económicamente Activa (PEA); es decir, menos de dos millones de personas están desempleadas en el país, de poco más de 53.7 millones de personas que están en condiciones de trabajar.
Extraordinarias cifras que prácticamente muestran que la economía mexicana sigue trabajando a “pleno empleo” y que el desempleo existente es “voluntario”; esto es, que hay 3.3% del total de los 53.7 millones de personas que conforman la PEA que no quieren trabajar por diversos motivos.
Por supuesto, desde hace años estas estadísticas frías no reflejan la realidad de la economía del país ni de su población, la cual ha salido del mercado formal del empleo para sobrevivir en la economía informal vendiendo cualquier cosa o delinquiendo.
Por supuesto que esas cifras esconden la realidad. Las cifras de empleo y desempleo del INEGI se basan en encuestas al azar que realizan sólo en algunas ciudades elegidas: en Hidalgo, Pachuca, Tulancingo y Tula, por ejemplo. A partir de ese muestreo se deducen las cifras y se hacen las estimaciones. En ese sentido, los resultados de las encuestas subestiman realmente el número de hombres y mujeres que trabajan diariamente en la economía informal.
Si ese no fuera el caso, el presidente de la COPARMEX de la Ciudad de México, Jesús Padilla Zenteno, no daría la voz de alarma sobre el trabajo informal y no exigiría regularlo, por considerar que «constituye una competencia desleal para quien cumple con las obligaciones de ley”. Por supuesto que lo es, pero la solución no está en la regulación, sino en la creación de millones de empleos formales con salarios atractivos para los más de 36 millones de hombres y mujeres que han sido expulsados del mercado laboral formal.
Las cifras sobre la pobreza, que en 2012 rebasaban los 53.5 millones de personas y en 2014 los 55.3 millones, no son sino una expresión de los problemas estructurales reales que enfrenta la economía nacional, incapaz de absorber el bono poblacional e incorporar a millones de jóvenes a la economía formal; la propia emigración de millones de mexicanos a Estados Unidos es expresión de la realidad nacional, por lo que las cifras sobre el desempleo que veamos de ahora en adelante, más que reflejar la realidad de la economía nacional y el éxito de las reformas, mostrarán la estrategia del gobierno actual para crear las condiciones psicológicas entre la población de cara a las elecciones de 2018.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.