Recientemente los hechos violentos en la entidad han dado mucho de qué hablar: una escalada de huachicoleros que todas las autoridades atacan y nadie logra siquiera asustar; municipios que todos los días despiertan con muertos y que viven con toque de queda, de lo que nadie habla pero todos saben; feminicidios y robos en alto grado. La inseguridad es tema de todos los días en Hidalgo.
La descomposición social y la corrupción han alcanzado un nivel poco usual, a modo que la desconfianza en todas las autoridades impera en cualquier sector de la población, y al mismo tiempo, el trabajo de las autoridades es cada día más peligroso.
Ni qué decir de los linchamientos en diferentes puntos del estado, como el más reciente en Metepec, que ha generado indignación y reclamo ante un secretario de Seguridad que fue visto en la inauguración de la Feria de Pachuca pero no en el lugar de los hechos.
Pueden generarse millones de especulaciones sobre las causas de la inseguridad, pero algunas cosas son ciertas: la oleada del huachicoleo hundió a Hidalgo en condiciones de violencia y miedo, la Policía Estatal llegó tarde a Metepec y los elementos de seguridad municipal no cuentan con capacitación para realizar su trabajo.
Las consecuencias se suman al saldo rojo en Hidalgo…